Tuxtla Gutiérrez.- Luego de la etiqueta que surgiera en redes sociales el pasado domingo 24 de marzo para evidenciar a trabajadores de los medios de comunicación que han sido protagonistas de acoso sexual, se emprendió una campaña denominada #MetooPeriodistasMexicanas, la finalidad ha sido el de contar sus malas experiencias de acoso.
Ante esta situación, en entrevista, Teresa Garzón Martínez doctora en Ciencias Sociales e Investigadora del Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica (CESMECA) , detalló que todo movimiento de denuncia y de visibilización de la violencia es fundamental, sobre todo cuando se realiza en redes sociales ya que es una vía en dónde se puede entablar un diálogo sobre lo que está sucediendo.
"Una de las cosas que hace la violencia incluyendo el acoso virtual y redes sociales, es hacernos pensar que las víctimas sólo somos nosotras que estamos solas y que fue nuestra culpa, al hablarlo públicamente y reconocernos como víctimas y sobrevivientes estamos dando pasos gigantes para responder a la violencia y transformar nuestros mundos".
En el caso de los medios de comunicación que han sido evidenciados por las propias periodistas, Garzón Martínez aseguró que es muy difícil que estos se pronuncian a favor de las víctimas y mucho menos se unan a la campaña.
"No espero a que se pronuncien y si lo hacen seguramente lo harán buscando cierto tipo de privilegios y de poder".
Aún así remarcó que es importante exigir que éstos se pronuncien de manera ética frente a lo que está sucediendo no sólo en el caso del hashtag sino también en cómo se tratan los temas de feminicidios, cómo se muestran las fotos y las historias que se cuentan.
Señaló que en Chiapas tanto en situaciones de acoso en medios de comunicación como en universidades no hay una resolución para las víctimas que implique resurcir el daño en absoluto, " lo que siempre llamó a las compañeras que estamos en esas estructuras fuertes y poco transformables es pensar nos donde ponemos nuestra energía vital bienestar muy claras en la lucha de Qué se puede hacer y qué no se puede hacer".
Aún así aseguró que se ha avanzado como resultado se obligado a las universidades a tener protocolos de acción y reacción frente a la violencia sexual o laboral que ejercen tanto profesores directivos y estudiantes.
"Lo que tenemos que hacer es continuar exigiendo que estos protocolos se hagan por personas expertas porque muchas veces son personas que no tienen ni idea del tema las ponen hacer ese tipo de ejercicios y propuestas que no saben, por tanto los protocolos y políticas públicas deben ser realmente aplicables y no solo quedarse en el papel".