Tuxtla Gutiérrez.- En la plaza central de la ciudad, Irina Saraos, una mujer venezolana de 30 años, se encuentra llorando desconsoladamente mientras su hijo de siete años le pide comida. "No tengo dinero, no tengo dinero", responde Irina con desesperación, mientras su otro hijo de nueve años intenta consolarla, recordando que también tienen a un hijo de 13 años que está cuidando sus maletas en la terminal de autobuses de OCC en la Plaza del Sol, en la quinta norte poniente de la capital.
Irina ha estado viajando durante tres meses y medio desde su ciudad natal, Maracaibo, Venezuela, con la esperanza de llegar a la frontera México - Estados Unidos. Sin embargo, en el camino, su situación de hambre ha empeorado, y ha perdido una parte de los bienes que había vendido para financiar su travesía. Elementos del Instituto Nacional de Migración (INM) y de la Guardia Nacional la despojaron de un total de 3,800 dólares.
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Mientras las lágrimas inundan los ojos de Irina, ella toma un lápiz amarillo y hace agujeros en un cartón en el que ha escrito: "Somos inmigrantes, ayúdanos con cualquier monedita que Dios ponga en tu corazón, Dios te bendiga". A pesar de las adversidades y la desesperación, Irina se resiste a rendirse y mantiene el sueño de llegar a los Estados Unidos y brindar un futuro a sus hijos.
Irina explica que la situación en su país natal es extremadamente difícil debido a la falta de alimentos y recursos. Ella ha dejado su hogar y ha estado viviendo en la incertidumbre, sin un techo seguro y sin suficiente comida. Mientras sus hijos tienen hambre y lloran, ella comparte que extrañan a sus familiares en Venezuela y viven con una profunda tristeza en sus corazones.
El viaje es peligroso, con terreno accidentado y ríos crecidos que representan peligros constantes. Desde su llegada a Tuxtla Gutiérrez, Irina y su familia han enfrentado dificultades para obtener los permisos necesarios para transitar por México. El personal del INM les ha solicitado documentos, pero no les ha proporcionado la ayuda necesaria. Siguen sin dinero para continuar su viaje y carecen de fondos para el pasaje hacia Estados Unidos.
Irina tiene familiares y amigos en Estados Unidos que están dispuestos a ayudarla, pero sin recursos, la travesía es un obstáculo insuperable. A pesar de las dificultades, Irina insiste en seguir adelante con la esperanza de lograr su sueño y brindar un hogar a sus hijos.
En un gesto de solidaridad, Irina y sus hijos fueron llevados al Comedor Comunitario de la Parroquia de San Roque y San Bartolomé en la capilla de Santo Domingo de Guzmán. Aunque los alimentos se habían agotado debido a la alta demanda, un servidor del comedor logró proporcionarles una comida sin costo alguno, ofreciéndoles un poco de alivio en medio de su difícil travesía. Irina y sus hijos agradecieron la ayuda y compartieron un momento de respiro en su camino hacia un futuro incierto.