En el estacionamiento de Plaza Las Américas, ubicado en la quinta norte entronque con libramiento norte, frente a la terminal de autobuses en Tuxtla Gutiérrez, un grupo de migrantes, en su mayoría venezolanos, se encuentran varados y enfrentan serios problemas de salud. La situación se ha agravado debido a las lluvias recientes, que han causado dolores de cabeza, musculares, fiebre y diarrea entre los migrantes. Viven hacinados bajo coberturas improvisadas de nailo, lonas y pequeñas casas de campaña en el techo de uno de los andadores del estacionamiento. Su meta es llegar a los Estados Unidos de América.
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Yasmiri Lamos, originaria de Miranda, Venezuela, lleva cinco años fuera de su casa. Después de vivir en Colombia y Perú, regresó a Colombia y finalmente llegó a México en marzo, cruzando por la frontera sur. Lleva dos meses en Tuxtla Gutiérrez y ya presenta problemas de salud, al igual que muchos otros migrantes en su situación. No han recibido ninguna ayuda gubernamental. El Instituto Nacional de Migración (INM) los aseguró en Ciudad Hidalgo, Suchiate, y los trasladó a la capital de Chiapas.
Su siguiente destino es la Ciudad de México, pero no pueden viajar en autobús debido a las restricciones impuestas por el INM. Están obligados a buscar otras formas de transporte, como caminar o pedir aventones. Yasmiri planea pasar por Cintalapa, luego Juchitán y la Ciudad de Oaxaca antes de dirigirse al centro del país. Agradece la solidaridad de la gente, aunque lamenta el desprecio con el que algunos los tratan. Hace quince días, una brigada de salud privada atendió a los niños, pero desde entonces no ha habido más ayuda.
En medio de estos problemas de salud, el esposo de Yasmiri trabaja mientras ella vende paletas de dulces en las calles para juntar dinero para el pasaje y los alimentos. Tienen dos niñas de 10 y 8 años. No tienen una fecha concreta para llegar a la Ciudad de México y se encuentran bloqueados por el INM, que no les permite avanzar. Yasmiri expresa su deseo de ingresar legalmente a los Estados Unidos junto con su familia.
José Mota, también de Venezuela, recientemente sufrió una fiebre intensa y dolores musculares que le duraron seis días. Una compatriota tuvo que llevar a su hijo de once meses a la Cruz Roja por fiebre. Las enfermedades como resfriados, gripes y alergias han aumentado desde que comenzaron las lluvias, preocupando especialmente a las familias con niños.
Marilin Lovera, embarazada de cinco meses y con un embarazo de alto riesgo, también enfrenta problemas de salud, incluyendo fiebre, dolores de cabeza y estómago. Atribuye estos problemas a la lluvia, la mala alimentación y la falta de atención médica. Su esposo a veces encuentra trabajos temporales, ganando apenas 50 pesos al día, mientras el calor y la falta de higiene agravan su situación. Aunque hace quince días recibieron atención médica de particulares, no ha habido ninguna brigada médica gubernamental que los asista.
Todos los migrantes coinciden en que el INM no les permite viajar en autobús ni les otorga permisos temporales para transitar por México. El único apoyo que han recibido son traslados desde Suchiate y Tapachula a Tuxtla Gutiérrez. Algunos han experimentado ser regresados desde Nuevo León, Chihuahua, Puebla y Veracruz hacia Tabasco, desde donde han retomado su ruta hasta la capital de Chiapas. En el día, buscan refugio en la plaza comercial cercana, pero enfrentan acoso por parte de la policía privada que brinda seguridad al lugar.