Migrantes de origen hondureño han salido de su país luego de atentados contra su vida, con ello se ha cobrado muerte en su familia, uno de ellos en entrevista nos cuenta el porqué salió de su país y que ha pasado en sí vida.
Bajo la penumbra de la incertidumbre y temeroso por su seguridad, un migrante hondureño, cuyo nombre se mantiene en el anonimato por razones de seguridad, se encuentra atrapado en una dolorosa encrucijada en su intento por cruzar a Estados Unidos. Asegura haber sido víctima de falsas promesas por parte del personal del Instituto Nacional de Migración (INM), quienes le aseguraron que en enero le permitirían ingresar al país norteamericano.
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Este hondureño relata con pesar que, por segunda vez, fue detenido, enfrentándose a la amenaza de ser encarcelado y deportado a su país en caso de ser capturado por tercera ocasión. Una opción que, debido a las amenazas de muerte que pesan sobre él, no puede considerar. Su amigo, Elvín, quien viajaba con él, permanece desaparecido, y el migrante desconoce su destino.
Portando consigo un acta de defunción, este documento es una triste evidencia de las amenazas que él y su familia han enfrentado, con tres de sus parientes asesinados. Narrando la tragedia, menciona el ataque a su primo Migue en un hospital, acentuando la violencia que lo obligó a abandonar su país natal.
El migrante hondureño, sumido en la vergüenza por los trabajos que ha tenido que realizar para subsistir, desde bañar perros hasta lavar zapatos, se enfrenta a la realidad de no contar con el apoyo de su familia. Su escape fue impulsado por la necesidad de huir de las amenazas de muerte que lo acosaban en Honduras.
Este relato humano subraya las dificultades, peligros y desafíos que los migrantes centroamericanos afrontan en su búsqueda desesperada de seguridad y una vida mejor. Las promesas vacías y la incertidumbre persistente ilustran la cruda realidad que muchos de ellos enfrentan en su travesía por México.