Más del 50 por ciento de las empresas transportistas que operan en la Terminal de Transferencia de Tuxtla (TTT) redujo su parque vehicular. Además, “hay algunas que no han podido mantener su ritmo en autobús y decidieron cambiar a camionetas”, según el jefe de Operaciones de dicha estación, Juan Manuel Márquez Gutiérrez.
El directivo atribuyó el hecho a tres factores. Uno de ellos es el alza en los costos operativos. Las tarifas vigentes no corresponden con los precios actuales de insumos como el combustible, lubricantes y refacciones, mismos que acumularon un encarecimiento importante en 2018.
FACTORES NEGATIVOS
Hay que agregar la afluencia de usuarios. El deterioro de la economía familiar y acciones que alteran la paz social como asaltos, bloqueos carreteros y/o manifestaciones, inhibieron que la gente viaje en los últimos tiempos. “La ocupación que llevan (los vehículos) no es la idónea, de alguna manera no es sustentable para cubrir los gastos”, afirmó.
Adicionalmente, informó, está la competencia desleal. El transporte “pirata” es un fenómeno que a través de un esquema de “negocio hormiga” hoy prolifera por todo Chiapas. Es una modalidad que pone a disposición de la gente un servicio barato y a la vez riesgoso.
No es casualidad que algunos de los concesionarios que trabajan en la TTT que optaron por disminuir su flotilla, tengan en sus itinerarios destinos como Jaltenango de la Paz, Berriozábal, Villaflores, Bochil, Soyaló e Ixtapa, rutas caracterizadas por la alta presencia de pirataje, aseguró.
Para Márquez Gutiérrez, el fortalecimiento del combate a la competencia desleal por parte de las autoridades es la acción que permitirá a las organizaciones garantizar la prestación del servicio. Ante la imposibilidad de aumentar tarifas por estrategia de mercado y restricciones legales, la erradicación del pirataje en el transporte es la vía más efectiva para que las empresas continúen en circulación.