Miles de maestros agremiados a las secciones 7 y 40 del Sindicato y Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE-CNTE) se sumaron a la jornada nacional de lucha para conmemorar los 50 meses de la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la normal rural “Raúl Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, Guerrero; y, en el marco de la defensa del carácter público de la educación, así como la abrogación de la Reforma Educativa.
Estas acciones se replicaron en diferentes entidades del país donde la CNTE tiene presencia, así como en la Ciudad de México, lugar donde también hicieron un juicio político popular al presidente Enrique Peña Nieto y al extitular de la Secretaría de Educación Pública; así como en contra de los exdirigentes del SNTE, Elba Ester Gordillo y Juan Díaz de la Torre.
“Condenamos el incumplimiento en la reconstrucción de viviendas y escuelas afectadas por el terremoto de 2017; el mal estado de la infraestructura de los servicios de salud pública; así como la deuda al personal de la Salud, educación, pequeños empresarios, prestadores de servicios y proveedores de insumos”, aseveraron los inconformes.
TRABAJADORES DE LA SALUD
También miles de empleados adheridos a la Sección 50 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de la Salud (SNTSA) se unieron a la marcha multitudinaria rumbo al Palacio de Gobierno, donde expusieron una serie de demandas, entre ellas la exigencia de que las autoridades salden la deuda a favor de este sector.
María de Jesús Espinoza de los Santos, lideresa de este gremio, señaló que hoy cumplen 30 días de estar en Asamblea Permanente.
Ambos sectores requieren se hagan a un lado las complicidades, simulaciones e impunidad, y que se castigue a los responsables de los crímenes cometidos en contra del pueblo mexicano.
Coincidieron en que no podrán estar de acuerdo en el “borrón y cuenta nueva”, propuesto por el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, pues no se puede perdonar –indicaron-, a los responsables del hambre y la miseria, de la violencia y el terror como política de Estado, de la desaparición forzada y demás crímenes que laceran a los mexicanos.