Desde hace mucho tiempo, las personas con discapacidad han sufrido discriminación y la falta de inclusión desde las oficinas gubernamentales de los tres niveles de gobierno, hasta en la vía pública donde no se les respeta las rampas especiales, espacios o cajones para estacionarse, incluso las banquetas que deberían estar libres para todo peatón.
El titular de la defensoría legal de la asociación “Caminando Por Una Esperanza de Vida”, Ezequiel Cansino Gálvez indicó que no es un reclamo nuevo el de las personas con discapacidad hacia las dependencias de gobierno, ya sea administrativas o de procuración de justicia, así como a la misma población, debido a que no hay un acceso digno que les permita transitar a este grupo vulnerable.
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Dijo que hay edificios que tienen rampas en su acceso, pero una vez adentro, las personas que se mueven en sillas de ruedas no pueden subir a la planta alta, porque no hay elevador o rampas que permitan hacerlo, tal es el caso de la Unidad Administrativa de Tapachula, donde desde hace más de 15 años quedó inhabilitado el elevador o el Tribunal de Justicia que también carece de esa infraestructura .
Lo mismo sucede en la vía pública, en donde hay espacios exclusivos de estacionamiento para discapacitados que no son respetados, asimismo los conductores se estacionan en lugares donde están las rampas, bloqueando el paso de las personas con dificultades de movilidad.
Lamentó que en la época donde se vocifera inclusión a los grupos vulnerables, el gobierno no invierta en modernizar o adecuar la infraestructura de sus instalaciones, por lo que admitió que hay mucho por trabajar en ello, faltando aún mayor sensibilidad en programas de grupos vulnerables.
Insistió que en materia laboral, la ley no se cumple, pues la mayoría de personas con discapacidad no tienen el acceso a un empleo digno, que les permita desarrollarse económicamente para sustentar a sus familias, por lo que cita “las políticas públicas de inclusión son letra muerta”.
Según los urbanistas las banquetas demuestran mucho de una sociedad, es decir, una ciudad con banquetas pequeñas, en mal estado o incluso inexistentes evidencia falta de empatía e inclusión hacia personas para las cuales el caminar es su principal medio de transporte, tengan o no una discapacidad a cualquier edad.
Mencionó, que a través de la asociación Caminando Por una Esperanza de Vida, organizan reuniones con diferentes dependencias de los tres órdenes de gobierno para sensibilizar la atención a personas con discapacidad, debido a que siguen sumergidos en la desatención.
La banqueta es la infraestructura urbana más importante para la movilidad de las personas. En ella todos, sin importar condición física, género, edad o nivel socio-económico, se desplazan para llegar a un destino.
Rómulo de Jesús Salazar Arias, es una persona con discapacidad y asegura que en Tapachula no se cumplen las condiciones para que banquetas puedan ser transitables para ellos, pues en las nuevas construcciones, las rampas no cumplen ni con la norma oficial.
Dijo que en la “Perla del Soconusco”, las banquetas se encuentran llenas de obstáculos que dificultan el libre tránsito, “necesites o no de una andadera, sillas de ruedas o muletas hay desde piedras, rampas mal hechas, postes sin funcionar, árboles, zanjas y otros objetos que obstruyen la circulación obligando a las personas a bajarse al arrollo vehicular, lo que significa mayor riesgo de accidente”.
Señaló que hay situaciones absurdas en las banquetas, además, en algunas calles, es posible ver escalones frente algunos locales, lo que para los adultos mayores representa un reto y riesgo, mientras que para los discapacitados es un impedimento.
De acuerdo a nuestros entrevistados, las banquetas son responsabilidad de cada gobierno, por lo que es importante que estén libres de todo tipo obstáculos; considerando que desafortunadamente no hay una postura para solucionar esta problemática ni a corto, ni a mediano plazo.