María Antonia Blanco Gómez, una de las mujeres locatarias del mercado Pascacio Gamboa con más antigüedad y de las únicas que quedan en ese lugar.
Su diario vivir es llegar al local número 21 y 22, para ella la jornada laboral da inicio a las 10:00 de la mañana y termina entre 3:00 y 4:00 de la tarde, su vivienda está ubicada en el Barrio San Francisco.
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Nació en 1936, a sus 87 años nos cuenta que su medio para transportarse hacía el mercado es a pie lo cual le lleva al rededor de una hora caminar del Barrio San Francisco al Barrio El Calvario, menciona que no le gusta usar el transporte público y que está práctica la ha mantenido desde hace mucho tiempo y la seguirá haciendo hasta que Dios le preste vida.
Desde muy pequeña perteneció al mercado, ya que su mamá vendía en las afueras y posteriormente formó parte oficial de los locatarios; “mi mamá me trajo de muy pequeña, me cargaba en su reboso mientras realizaba sus actividades, fui creciendo poco a poco y ya podía ayudarla, pasaba los platos, las bolsas”, dijo Antonia.
Recientemente Antonia Blanco comenzó a dedicarse a la venta de alcancías, afirma que debido a la edad que tiene ya no puede trabajar en otra cosa y fue que tomo esta actividad como una manera de subsistencia.
“Vengo cargando mis cosas y aveces las fuerzas ya no me dan, ya entre mis amigas que mantengo aquí son las que me ayudan a sacar mi venta, lo único que puedo hacer es agacharme y ponerlas en la mesa, ya estoy grande y no puedo trabajar de otra forma”, mencionó Blanco Gómez.
Con lágrimas en lo ojos Antonia recuerda su vida en el mercado ya que ahí se crió junto a sus padres y toda su vida la ha dejado en ese lugar que la vio crecer y ahora le toca ver por ella, ya que no tiene a nadie que la ayude.
Es así como invita a los ciudadanos de la capital chiapaneca para que la visiten en los locales mencionados ya que a veces no logra vender nada y este es el único trabajo con que ella puede mantenerse.