Tras la liberación de los 16 trabajadores de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSyPC) del estado de Chiapas, quienes habían sido secuestrados por un comando armado el pasado 26 de junio, se respira un alivio en la comunidad. Sin embargo, la alegría se ve empañada por la preocupación ante el creciente clima de violencia, inseguridad e impunidad que aqueja a la región.
La liberación de los trabajadores se llevó a cabo el pasado viernes, y la noticia fue recibida con alivio y gratitud por parte de sus familiares y la sociedad en general. Sin embargo, esta victoria puntual no debe ocultar la grave situación de inseguridad que enfrenta Chiapas y que ha dejado a muchas comunidades desprotegidas y en un estado de constante zozobra.
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El secuestro de estos trabajadores resalta la vulnerabilidad de las autoridades ante los grupos delincuenciales que han logrado rebasar las estrategias de seguridad pública, generando un ambiente de desconfianza y cuestionamiento hacia los responsables de garantizar la seguridad de la población.
La Arquidiócesis de Tuxtla, consciente de la urgencia de atender el sufrimiento causado por la violencia, ha puesto en marcha el Programa de Atención a Víctimas de las Violencias (PAVV), con el Centro de Escucha como una herramienta fundamental para ofrecer apoyo y acompañamiento a quienes han sido afectados por estos actos delictivos. Además, se busca articular iniciativas desde las bases de la sociedad, involucrando a las parroquias, familias, grupos laicales y organizaciones religiosas, para fomentar una cultura de paz en la región.
El arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, en respuesta a la situación, ha convocado a un novenario de oración por la paz en Chiapas, que se llevará a cabo del 3 al 12 de julio. Durante estos días, se invita a la comunidad católica a unirse en la celebración de la Eucaristía, horas santas, rosarios y otros actos devocionales, para pedir al Señor por el don de la paz y para buscar la lucidez y audacia necesarias para construirla mediante iniciativas civiles.
En línea con el llamado del Papa Francisco, quien invita a poner en el centro de la vida la celebración de la Eucaristía, la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez busca que esta unión de oración también transforme las relaciones humanas y abra el camino hacia un verdadero encuentro con Dios y con los demás.
Mientras la comunidad celebra la liberación de los trabajadores secuestrados, se mantiene la esperanza de que las acciones emprendidas desde distintos frentes, tanto religiosos como civiles, puedan contribuir a disminuir la violencia y a restablecer la paz en el estado de Chiapas. Sin embargo, queda claro que la lucha contra la inseguridad e impunidad es un reto que requiere del compromiso y la participación activa de todos los sectores de la sociedad para lograr un cambio significativo en beneficio de las comunidades y las familias chiapanecas.
