Un negocio que ha pasado de generación en generación ha sido el de Leticia Álvarez Guillén, quien desde hace más de 25 años se ha dedicado a la venta de dulces en conserva, en los pasillos de afuera del mercado Juan Sabines. En entrevista nos contó que este ha sido un negocio familiar que le heredó su mamá, siendo la única de sus hermanos que dedicó seguir la tradición.
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De 5 hermanos que tuvo Leticia, es la única que se quedó con el negocio, ya que a los demás no les llamó la atención. "Todos mis hermanos pasaron por acá, saliendo de la escuela nos veníamos a vender, y yo fui la única a la que le quedó, porque ya a nadie más le gustó el negocio y hasta la fecha soy la que sigue atendiendo", explicó.
Desde que su mamá inició el negocio, les enseñó a elaborar los dulces, como la calabaza, el garbanzo, el cual es uno de los más vendidos y típicos, la manzanilla, chilacayote, camote y otros por mencionar. Todos los días Lety viaja de la colonia Francisco I. Madero para llegar al mercado en un horario de 13:00 hasta las 19:00 horas.
Así también señaló que sus hijas también se dedicaron a este negocio, pero como han ido creciendo, se han dedicado a sus estudios y no les ha llamado la atención, buscando otro tipo de negocios.
Actualmente asegura que la venta ha estado baja, luego de la pandemia, no se han podido reponer, pero aun así han ido poco a poco. "Aunque sea para la comida sale (...) todo ha subido de precio, ahora en todo santo estuvo carísimo todo, he procurado comprarlo más barato y darlo a buen costo", indicó.
Los precios asegura que por ahora se han mantenido, aunque pueden variar de acuerdo a la temporada de cada fruto y la escasez que puedan tener, como ejemplo puso el jocote que anteriormente estaba en 3×10 y ahora está en 3x20. Pero la ciudadanía es la que ha mantenido vivo el negocio buscando a diario estos dulces.
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