Tuxtla Gutiérrez.- La mayoría hombres, envueltos en una actitud irracional, se desplegaron hacia las principales calles de Tuxtla Gutiérrez como una plaga exterminadora. Palos, machetes, rocas y mentadas de madre armaban a cada hombrecillo que ocultaba su rostro con un trapo.
Como protagonistas de una barbarie, violentaron todo a su paso, exponiendo una resistencia sin fundamento, un coraje orquestado desde la ilegalidad de sus actos acallados por la autoridad. Escudados con las siglas del MOCRI se dieron a la tarea de destruir todo a su paso, hasta la paz ciudadana.
Durante las primeras horas de este viernes, los encapuchados fueron desalojados del predio Rosario Sabinal por más de mil 300 elementos pertenecientes a diferentes dependencias de seguridad del estado y del gobierno federal.
Irritados, se replegaron por las colonias aledañas; vecinos de Laguitos, Chapultepec, Monte Real y Ojo de Agua, fueron testigos y víctimas de la frustración de estos hombres bañados en sudor y enojo; hombres enojados porque les quitaron lo que no era suyo, hombres golpeados por la Ley, seres que cayeron en la irracionalidad del engaño de líderes que han hecho de la lucha social un negocio en el que los más pobres son utilizados como carne de cañón.
Mientras tanto, otros trataban de enfrentar a los uniformados, las rocas rompían las nubes de gas lacrimógeno; las mentadas, mientras tanto, rebotaban frente al equipo de protección policial y el rinoceronte metálico repleto de efectivos cuan caballo de Troya intentando romper a un grupo de personas escudados en un Movimiento Campesino.
Tuxtla Gutiérrez se convirtió en un escenario triste, muchas miradas clavadas en los autos destruidos, otras en las pantallas de los teléfonos que atestiguaban el hecho.