Tuxtla Gutiérrez.- Juan Carlos Díaz, originario del municipio de El Bosque, decidió cambiar el rumbo de su vida hace ocho años al abandonar la producción de café, enfrentando las alzas y bajas en los precios del aromático que ya no le permitían sostener a su familia. En lugar de continuar con los cultivos de café, optó por sumarse a otros compañeros indígenas de Simojovel y El Bosque en la extracción y transformación de la obsidiana.
La obsidiana, una piedra volcánica de origen natural, se ha convertido en la materia prima clave para las artesanías que elabora Juan Carlos. Su taller, ubicado en su pueblo natal y en Tuxtla Gutiérrez, es el espacio donde da vida a pulseras, aretes, collares, rosarios, dijes, cruces, anillos, y otras piezas. Algunas de sus creaciones incluyen incrustaciones de ámbar, lo que añade un toque distintivo a sus obras
También puedes leer: Feligreses de Altamirano con peregrinación piden paz para el pueblo
El proceso comienza con la compra de piedras de obsidiana, invirtiendo alrededor de cinco mil pesos para elaborar una variedad de piezas. Juan Carlos, con habilidad y dedicación, logra obtener el doble del costo de inversión al vender sus creaciones. Sus piezas se distinguen por su diversidad y atractivos precios, que van desde 50 pesos hasta 250 pesos.
El artesano indígena relata con satisfacción que, aunque los ingresos pueden variar en cada jornada laboral, su trabajo le permite sostener a su familia, cubriendo los gastos escolares de sus hijos y manteniendo a su esposa involucrada en el negocio. Juan Carlos comercializa personalmente sus artesanías, recorriendo las plazas y calles de Tuxtla Gutiérrez para ofrecer su obra única y hecha con amor.