La Comisión Federal de Electricidad (CFE) contempla reactivar la central hidroeléctrica “Chicoasén II” para 2024, según el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (Prodesen) publicado por la Secretaría de Energía federal (Sener).
El documento establece que la antigua paraestatal tiene en estudio nueve planes de generación de electricidad por medios renovables, de los cuales ocho están relacionados con iniciativas geotermoeléctricas con una capacidad total de 117 megavatios; más la reactivación del complejo “Chicoasén II” con una capacidad de 20 megavatios.
El inicio de esos proyectos -la CFE no especifica si de la construcción o de operaciones- está previsto para 2023 y 2024, es decir, en el antepenúltimo y penúltimo año del sexenio, en ese orden. Para “Chicoasén II” el año marcado es 2024, debido a que la prioridad serán los planes eléctricos, de ciclo combinado y de cogeneración, detalló.
Estas iniciativas pretenden ponerse en marcha en observancia a la Ley General de Cambio Climático y como parte del Programa Nacional de Electricidad de esta administración. La primera -aprobada a finales del gobierno anterior- obliga a México a producir al menos 35 por ciento de la energía eléctrica con base en fuentes de energía limpias.
Acorde con la Ley General de Cambio Climático, el segundo establece que en este sexenio estará impulsándose el uso de energías renovables. La idea es que la CFE en conjunto con la Comisión Nacional del Agua (Conagua) aprovechen el potencial hidráulico para aumentar la capacidad de producción de energía hidroeléctrica en 26 por ciento, equivalente a tres mil 300 megawatts más, según el Prodesen.
La presa "Chicoasén II" estaba edificándose a 43 kilómetro al norte de Tuxtla Gutiérrez, sobre la margen derecha del río Grijalva, 8.5 kilómetros aguas debajo de "Chicoasén I". La central generaría 240 megwatts de energía e inundaría 180 hectáreas. Su construcción requeriría una inversión de poco más de cinco mil 500 millones de pesos que generaría, entre otras cosas, cuatro mil fuentes de empleo, 50 por ciento directas y 50 por ciento indirectas.
Los trabajos iniciaron en septiembre de 2014 y concluirían en julio de 2018; estaban a cargo de un consorcio integrado por la empresa china-costarricense Sinohydro y las mexicanas Omega Construcciones, Desarrollos y Construcciones Urbanas y CAABSA Infraestructura. No obstante, por problemas sindicales, con ejidatarios y proveedores desde 2016 la CFE suspendió la obra por tiempo indeterminado.