Mucho cuidado. Hay factores para sospechar que los comestibles que los supermercados venden a costos muy bajos no son productos cien por ciento naturales, según el docente de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach), Raciel Mendoza.

Dijo que, además del atún, es probable que el queso que los centros de abasto ofrecen a precios sumamente baratos en la práctica sea requesón. En la misma situación está el jamón. Los importes de remate con los que a veces es colocado no coinciden con la cotización del kilogramo de carne.

“El impacto de la noticia de que el atún enlatado contiene soya fue por el hecho de comprar un alimento que te están vendiendo como genuino (…) por el hecho de lo que pagas por lo que te están vendiendo”, afirmó.

Para él, por cuestión comercial y principalmente por respeto al consumidor la respectiva Norma Oficial Mexicana (NOM) debe reformarse para limitar la cantidad de “coadyuvantes” con la que la comida es fabricada.

“Si bien se pueden incluir diversos ingredientes o ‘coadyuvantes’ a un producto estos deben ser declarados, sobre todo en el caso de la soya que la norma misma de etiquetado lo maneja como un ingrediente que causa hipersensibilidad”, aclaró.

Asimismo, debe promoverse del desarrollo de más estudios como el de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) que demostró que el atún envasado es complementado con soya. No obstante, opinó, ningún cambio tendrá resultados positivos si la gente no lee la etiqueta de los comestibles.

Esa práctica debe ser obligatoria para gente intolerante a la lactosa o al gluten, debido a que en muchas ocasiones esos ingredientes fungen como coadyuvantes.

“Ante precios bajos de entrada ahí el consumidor ya tiene un foco amarrillo y un motivo más para ver la etiqueta y ver qué está comprando”, puntualizó.