Este día de muertos, ¿compraste cempasúchil mexicano o chino?
Cada año, cuando el otoño se instala en México, una flor de vivos colores comienza a florecer, y con ella, una tradición ancestral que llena de vida los altares dedicados a los difuntos. El cempasúchil, conocido también como la flor de muerto, se convierte en el símbolo por excelencia del Día de Muertos, una de las festividades más emblemáticas de la cultura mexicana.
El Significado del Cempasúchil
El cempasúchil, cuyo nombre científico es Tagetes erecta, es originario de México y pertenece a la familia de las asteráceas. Su color amarillo y anaranjado intenso es una de las características que la hace destacar, y sus pétalos, en un sentido metafórico, se asocian con el sol, la luz y la esperanza. En la cosmovisión mexicana, esta flor es considerada un puente entre los mundos de los vivos y los muertos. Se cree que el aroma y el color vibrante del cempasúchil guían a las almas de los difuntos hacia sus hogares, permitiéndoles reunirse con sus seres queridos durante los días de la festividad, que todos loa años se celebra el 1 y 2 de noviembre.
Un Símbolo de Resistencia Cultural
El uso del cempasúchil en las celebraciones del Día de Muertos tiene raíces profundas en las tradiciones prehispánicas. Los mexicas, por ejemplo, dedicaban estas flores a Xochiquetzal, diosa del amor y las flores, y utilizaban los pétalos para decorar los altares en honor a los muertos. Esta práctica se mantuvo a lo largo de los siglos y se entrelazó con las influencias del catolicismo, adaptándose a la celebración moderna del Día de Muertos, que honra a los difuntos con ofrendas, música, comida y flores.
Además de su valor espiritual y simbólico, el cempasúchil tiene un profundo significado cultural. Durante años, los campesinos mexicanos han cultivado estas flores como parte de una tradición que ha sido transmitida de generación en generación. Las flores de cempasúchil son sembradas y cosechadas por comunidades enteras, especialmente en estados como Michoacán, Puebla y Oaxaca, donde la flor adquiere una relevancia aún mayor debido a su vinculación con las festividades regionales.
¿Cómo identifico el cempasúchil chino del mexicano?
Tamaño y forma de la flor
Cempasúchil mexicano (Tagetes erecta): Las flores son más grandes y de petalos más gruesos. Los capiteles (las flores que forman la cabeza) pueden medir de 8 a 15 cm de diámetro. Tienen una forma más esférica o semi-esférica.
Cempasúchil chino (Tagetes patula): Las flores son más pequeñas, de unos 4 a 7 cm de diámetro, y suelen tener una forma más abierta o más delgada. Sus pétalos son más delgados y pueden estar dispuestos en capas más visibles.
Color
Ambos tipos de cempasúchil pueden ser de tonos amarillos y anaranjados, pero el cempasúchil mexicano tiende a tener colores más intensos y más brillantes. El cempasúchil mexicano es generalmente de un naranja más vibrante y un amarillo profundo, mientras que el cempasúchil chino puede tener tonalidades más suaves y a veces tiende a ser más dorado o amarillo pálido.
Tallo y hojas
Cempasúchil mexicano: Las hojas son más grandes, de un verde oscuro, y el tallo tiende a ser más fuerte y robusto. Las hojas también son más dentadas y alargadas.
Cempasúchil chino: Las hojas son más pequeñas y con una forma más compacta, además de ser más delgadas y con bordes más suaves. Los tallos suelen ser más delgados en comparación con el cempasúchil mexicano.
Aroma
Cempasúchil mexicano: Tiene un aroma más fuerte y característico, que algunas personas describen como ligeramente cítrico o especiado, lo cual lo hace especialmente reconocido en las festividades del Día de Muertos.
Cempasúchil chino: El aroma es más suave o incluso inexistente en algunos casos, por lo que no tiene el mismo impacto olfativo que el cempasúchil mexicano.
Flor que transciende en el tiempo
El cempasúchil es mucho más que una flor vibrante que adorna los altares del Día de Muertos en México. Su intenso color amarillo y naranja no solo ilumina el camino de los vivos y los muertos, sino que también, como mencionamos en un principio simboliza la conexión eterna entre ambos mundos. Ya sea en sus pétalos, su aroma o su historia, el cempasúchil ha logrado trascender el tiempo, fusionando tradiciones prehispánicas con creencias modernas y consolidándose como un ícono cultural.
A pesar de las diferencias entre el cempasúchil mexicano y el chino, lo que ambas especies comparten es el poder de transformar el entorno, embellecer el paisaje y, sobre todo, mantener viva la memoria colectiva de un pueblo que honra a sus ancestros con amor, respeto y alegría. Esta flor no solo embellece el Día de Muertos, sino que también se erige como un símbolo de resistencia cultural, recordándonos que, aunque el ciclo de la vida y la muerte es inevitable, el recuerdo de aquellos que se han ido sigue floreciendo en la memoria de quienes los aman.
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