Cientos de familias que se encuentran en las afueras del hospital Gómez Maza, aseguran que la espera es incierta, larga y con las inclemencias del tiempo batalloso, pero la esperanza es lo que muere al final, siempre esperando respuestas positivas.

Acompañar a un ser querido en el hospital es una tarea ardua que a menudo pasa desapercibida. Personas como Juan, quien lleva quince días bajo condiciones adversas, enfrentan día a día las inclemencias del tiempo y la carga emocional de cuidar a un familiar enfermo.

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"Es muy pesado", comenta Juan sobre el desafío de mantenerse firme mientras atiende a su familiar enfermo. La falta de descanso y la constante preocupación por el bienestar del paciente hacen que las condiciones se vuelvan aún más difíciles.

Para muchos, como Juan, la espera se convierte en una lucha constante por la familia. A pesar de las dificultades, estas personas continúan su batalla diaria, enfrentando la lluvia, el sol y el calor, con la esperanza de recibir buenas noticias sobre la salud de sus seres queridos.

"Aquí ya llevo quince días, todo es rentado, baños, sillas, todo, bueno y las inclemencias del tiempo, si llueve, si no llueve, el frío, el calor, pues si tiene que pasarlo uno, por ejemplo, tiene como 15 días que llovió, pues aquí abajo del intemperie, tenemos que estar por que si va uno de aquel lado pues es rentado todo eso igual".

La historia de Juan es solo una entre muchas que reflejan la valentía y la fortaleza de quienes, en medio de las inclemencias, siguen adelante por amor a sus familias, mientras que debajo de lonas, colchonetas, cartones, además de lo que les de rentado siendo un gasto mayor, sufren a diario a fuera del hospital Gómez Maza.

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