Chiapas es el estado del país con la mayor diversidad cultural y lingüística, se reconoce 12 grupos indígenas en la Constitución Política del Estado, donde se identifican un millón 439 mil 648 chiapanecos hablantes de lenguas maternas, lo que está haciendo falta es atenderlos tomando en cuenta su cosmovisión, usos y costumbres, sostuvo Alejandra Soriano Ruiz, presidenta de la asociación civil Promoción de Igualdad y Desarrollo en Chiapas (PROIDECH)
Por el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, este 21 de marzo, enfatizó que la exigencia es la implementación de políticas públicas para atender sus desigualdades que enfrentan los pueblos originarios frente a la mayoría de la población.
Pueblos y comunidades indígenas de Chiapas representan el 33 por ciento de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, sin embargo, los mismos pueblos se quejan de una explotación estructural y ancestral, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) no logró los derechos jurídicos, sino cultural, más bien se ha generado la "folklorización" de los pueblos originarios.
El Congreso Indígena de 1974 no fue impulsado por las organizaciones si no por círculos oficiales ha sido el detonador de las luchas de las organizaciones sociales, muchos líderes, pensadores e intelectuales se lanzaron a organizar las Organizaciones No Gubernamentales, uno de los intelectuales indígenas es el antropólogo indígena de Chenalhó, Jacinto Áreas Pérez, para la reivindicación de la identidad y la cultura.
A partir de 1994 la lucha de las comunidades indígenas en Chiapas seguía transitando de manera económica y asistenciales, exigían y proponían democracia, libertad y justicia, donde giró la movilización del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y fue contagiando gente de la sociedad civil.
En México suman 25.7 millones de personas, es decir el 21.5 por ciento de la población, se auto adscribe indígena de acuerdo con datos del INEGI), a pesar de representar una parte importante de la población de nuestro país, la pobreza y la marginación son flagelos que caracterizan la vida diaria de los pueblos originarios, los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (CONEVAL) así lo refieren, 8.4 millones de personas indígenas experimentan una situación de pobreza y 3.4 millones de personas, de pobreza extrema.
Lamentablemente por muchos años el PRI estableció un control de los líderes de las comunidades indígenas, algunos movimientos indígenas han surgido con descomposiciones, los podemos ver ahora con lo que ocurre en los municipios de Chamula, Aldama, Pantelhó, ya no es el control de las autoridades, sino más bien lo controlan otros intereses, no hay políticas públicas claras, no hay trabajo estructurado que permita un proceso de atención hacia mejores condiciones de vida.
En 1994 con la irrupción armada del EZLN, fue un a expresión, un quiebre, una inflexión de las políticas que ya no estaban funcionando, que ya no servían, de liderazgos que ya habían sido rebasados, de esas formas de violentar los derechos de los pueblos indígenas, y a la fecha no se han superados las desigualdades
Las condiciones de vida preocupan porque hay una sociedad indígena compleja, hay nuevos movimientos al interior de los pueblos indígenas, hay caminos que están repensando qué es la cultura, tierra, territorio o si estas cuestiones ya han sido superadas.