En las bulliciosas calles del centro de Tuxtla Gutiérrez, un artista callejero se destaca entre la multitud ofreciendo sus habilidades como retratista. Don Enrique Cruz, un hombre de 55 años originario de la Ciudad de México, ha dedicado los últimos 17 años de su vida a plasmar la esencia de las personas en retratos y caricaturas, llevando consigo la pasión por su oficio y un cuadro de una niña como muestra de su destreza.
Recorriendo la plaza central y los alrededores de la Catedral Metropolitana de San Marcos, Don Enrique ofrece sus servicios a los transeúntes y curiosos. Su arte se centra especialmente en retratos de infantes, destacando que en Tuxtla Gutiérrez la demanda se orienta más hacia bebés, niños y niñas, así como jóvenes. A diferencia de la Ciudad de México, donde ha trabajado en diversas épocas, aquí su especialidad se concentra en la ternura de los más pequeños, de uno a cinco años.
Utilizando cartulina marquilla de alta calidad, Don Enrique elabora cada cuadro de doble carta, con dimensiones de 40 por 60 centímetros. Aunque enfrenta los retos de una economía baja que ha afectado sus oportunidades de contratación, el artista callejero persiste con optimismo, afirmando que siempre hay trabajo. Su rutina diaria implica caminar por las concurridas áreas públicas, ofreciendo su arte a quienes estén interesados.
"No llevo un registro de retratos y caricaturas que he elaborado, nunca pensé en ello. Lo único que hago es despertar con el deseo de trabajar mucho en el día", comenta Don Enrique. Su dedicación se refleja en la calidad de sus obras, y su mayor recompensa no es solo el pago, sino la satisfacción de recrear imágenes que perdurarán en el tiempo.
A pesar de haber radicado en la Costa de Chiapas y ahora en Tuxtla Gutiérrez, el artista no tiene esposa ni hijos. Sus lazos familiares se extienden a parientes en Ocozocoautla, con quienes mantiene contacto frecuente. Don Enrique invita al público a confiar en su trabajo, mostrando siempre su cuadro de una niña como un testimonio visual de su destreza y compromiso artístico.
Así, entre calles y plazas, Don Enrique Cruz continúa siendo un pintor ambulante, llevando consigo la esencia de su arte y la alegría de compartir su pasión con los habitantes de Tuxtla Gutiérrez.
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