La crisis económica que atraviesan las familias chiapanecas ha llevado a que un alto porcentaje de ellas se encuentre en situación de endeudamiento. De acuerdo con Ernesto Ruíz Cáceres, analista económico, “seis de cada diez familias tienen una deuda”, lo que responde a dos factores fundamentales: los ingresos limitados y el aumento en el costo de vida.
“Hasta el 60 % de los ingresos familiares se está destinando a cubrir necesidades esenciales como alimentos, vivienda, transporte y salud”, explicó Ruíz Cáceres. Esta presión financiera ha dejado a las familias “con muy poco margen para ahorrar”, incrementando su dependencia del crédito para satisfacer sus necesidades básicas.
Según datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIG), muchas familias en Chiapas dependen del crédito para cubrir sus gastos diarios. “Esto refleja la falta de opciones económicas más sostenibles en la región”, advirtió el analista. Además, se destacó que “seis de cada diez familias en Chiapas tienen alguna deuda” y que hasta el 21 % de sus ingresos se destina al pago de créditos.
La baja productividad y los salarios en Chiapas, que son de los más bajos a nivel nacional, agravan aún más esta problemática, lo que genera un ciclo de endeudamiento que afecta la estabilidad financiera de las familias.
Un factor significativo que contribuye al endeudamiento es el mal uso de las tarjetas de crédito, sobre todo durante la temporada de compras de fin de año. “Muchas familias comienzan a comprar regalos desde octubre o noviembre bajo promociones de meses sin intereses, comprometiendo su aguinaldo antes de recibirlo”, comentó Ruíz Cáceres.
“Es importante recordar que las tarjetas de crédito no son dinero extra, sino un préstamo que debe pagarse”, advirtió. También destacó que “las tasas de interés en las tarjetas actualmente superan el 60%”, lo que puede resultar en sobrecostos si la deuda no se liquida de inmediato.
Aunque algunos consideran generar ingresos adicionales mediante negocios alternos, el analista subrayó que esta opción puede afectar la convivencia familiar. “Hoy en día, tanto el esposo como la esposa suelen trabajar, con ingresos que oscilan entre los 18 mil y 19 mil pesos mensuales. Tener un trabajo extra implicaría sacrificar tiempo con la familia”, puntualizó.
La integración familiar es considerada fundamental para el bienestar social. “Las familias cohesionadas, sin importar su modelo, generan un entorno más saludable para la sociedad”, afirmó Ruíz Cáceres.
Finalmente, advirtió que “muchas personas involucradas en actividades ilegales provienen de familias desintegradas”, insistiendo en la importancia de fortalecer los lazos familiares para reducir la incidencia de problemas sociales en la región.
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