Inspectores del ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez están al acecho, esperan la distracción de los comerciantes informales para despojarlos, distraen al enemigo usando el celular, el jefe porta radio de comunicación, y a la menor indicación arremeten en contra de los que se ganan el pan de cada día, su radio de operación es la segunda calle poniente, la primera poniente, la calle central también la primera, segunda y tercera calle oriente, principalmente desde la primera sur hasta la sexta avenida sur.
Los servidores públicos municipales portan un chaleco gris con la leyenda en la espalda de "inspector", la mayoría trae gorra, celular con el que se la pasan jugando, acosan a los comerciantes informales, hay quienes les tiene miedo pero hay quienes ya saben que su principal forma de operar es con abuso de poder y de autoridad, no dialogan, no hablan, simplemente actúan, por ello, hay comerciantes que siempre están alertas para defenderse entre todos del abuso de poder.
Comerciantes informales entrevistados, cuentan que los más grandes violadores de derechos humanos son los llamados inspectores, hay algunos que actúan con supuesta amabilidad: "carnal camínale, no puedes estar acá", pero no nos confiamos, otros definitivamente a gritos, algunos casi a mentadas, otros intimidan usando el teléfono haciendo como que llaman a la Policía Municipal para que nos quitemos de determinados puntos".
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No hay cifras del número de comerciantes informales en Tuxtla Gutiérrez, la Secretaría de Economía del ayuntamiento de la capital cree que pueden ser cuatro mil, según los comerciantes ni ellos mismos saben cuantos son, pero sostienen que es una actividad noble, en el que cada uno y cada una es su propio jefe o jefa, venden ropa, calzado, flores, frutas, verduras, Sabritas, aguas, dulces tradicionales, y creen que no compiten con comercios formales.
Otros comerciantes narraron que su actividad es solo para ganarse el pan de cada día, aunque no cesa la persecución de la presidencia municipal de Tuxtla Gutiérrez, cuando son víctimas de despojo de mercancías prácticamente es un robo, toda vez que para recuperarla les imponen una multa dos o tres veces más que el valor de la mercancía sustraída, por lo que prefieren perderla.
Hombres y mujeres dedicados al comercio informal dicen que hablar a los medios de comunicación es ponerse al blanco con los fiscales, pero advierten que a pesar del riesgo seguirán siendo comerciantes, y que ante el acoso de los inspectores seguirán en alerta, organizados para protegerse entre todos y repeler las agresiones y despojos.