La danza de la Pluma de la Guacamaya llamada también “Napapok-etzé, un baile del padre Sol, recorren varias calles de la capital Tuxtla Gutiérrez, se congregaron en un hogar del barrio San Marcos, en la cuarta calle oriente entre segunda y tercera norte, en casa de la familia Palacios Ovilla se congregaron a partir de las 08:00 de la mañana, se sirve desayuno, pollo con arroz, tortillas, chiles, aguas, café.
A los pies del altar se coloca el penacho de la pluma de la guacamaya roja, los tambores, se quema el incienso y se encienden las velas, se expande una fragancia del estoraque en el hogar, dónde hombres sirven el desayuno a todos los que participan en la danza, se cuentan historia de recorridos anteriores, de los elementos de la danza.
En el altar resalta la imagen de la virgen María de Guadalupe, la imagen de San Jacinto, una máscara de parachico, otras imágenes religiosas, antes de degustar los alimentos oran, se encomiendan a Dios, dan gracias a los que han servido los alimentos, a quienes los acogen en su hogar.
Desde este hogar salen los danzantes, visitan algunas casas y ermitas que resguardan imágenes religiosas de la costumbre zoque, asisten los músicos tradicionales, los que tocan el tambor y el carrizo, marcan la pauta a cada uno de los movimientos de los danzantes, los que van marcando los pazos.
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Participan tres personajes, que son: el padre Sol “Te´Hata-Jama-Etzé,” acompañado de la lunita (Alacandú) y las viejas o conocidas como las “Suyu-etzé", es un ritual muy antiguo que habla del sol y la luna, narra la creación del mundo, explica que el sol baila enfrente de la luna, es decir, el danzante de penacho de plumas de guacamaya y pavo real; y las niñas llamadas reinitas o Alacandú que llevan un traje rojo con su gorro de cuatro espejos representando las cuatro fases de la luna.
Expresan en la danza que la luna y el sol dieron origen al tiempo, al día y a la noche y a las estaciones, de esta manera, las viejas o Suyu-etzé son los danzantes que están a su alrededor vestidos con la indumentaria de las abuelas zoques, las deidades antiguas les dieron por oficio a estas madres ser guerreras.
La manifestación de los danzantes es para cuidar al sol en su transcurso por la tierra, para que emergiera diariamente por la tierra, detrás de la montaña y elevarlo hasta lo más alto y cuando este descendiera por detrás, bajó al inframundo y emergía al día siguiente.
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