Cada fin de semana, el Parque de la Marimba en Tuxtla Gutiérrez se convierte en el punto de encuentro de locales y turistas, tanto nacionales como de municipios vecinos, quienes se reúnen para disfrutar de una experiencia profundamente enraizada en la cultura chiapaneca. En el kiosco del parque, músicos y maestros de la marimba presentan un espectáculo único, interpretando una variedad de piezas que invitan al público a sumarse a la danza, en especial los danzoneros, quienes se mueven al ritmo de las "maderas que cantan".
El ambiente festivo se extiende por tres horas de música en vivo, llenando el espacio con alegría y tradición, mientras los asistentes disfrutan de una pausa en su rutina diaria. Alrededor del parque, puestos de comida y cafeterías, así como vendedores de elotes, ofrecen opciones para acompañar la velada, haciendo de esta experiencia un verdadero festín para los sentidos.
El Parque de la Marimba no solo es un sitio de convivencia, sino que también guarda una historia profunda. Originalmente, el terreno formaba parte de propiedades privadas, algunas pertenecientes a Samuel Arévalo, y con el tiempo, fue vendido al gobierno del estado. En su momento, albergó edificios públicos como la Cruz Roja, el sistema de radio y televisión estatal, Tránsito del Estado, y oficinas de la Sección 7 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, entre otros.
Hoy en día, el parque es un referente cultural y turístico que atrae tanto a visitantes nacionales como extranjeros, quienes vienen a deleitarse con el sonido de la marimba. A lo largo de los años, reconocidos marimbistas como Zeferino Nandayapa, Hugo Reyes, Danilo Gutiérrez y Alberto Peña Ríos, han amenizado este espacio, además de grupos infantiles de Copainalá y conjuntos de Comitán y Villaflores, consolidando al parque como un emblema de la identidad chiapaneca.
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