El panorama podría ser bueno para los verdaderos agricultores del cacao: los que siembran y cosechan cacao; de los 12 mil productores chiapanecos, menos del uno por ciento está dedicado profesionalmente a su cultivo, y les va muy bien, afirma Herbert Castellanos, fundador del Museo del Cacao en San Cristóbal de Las Casas.
En Chiapas hay un padrón de más de 12 mil agricultores de cacao, y las zonas de siembra están ubicadas en el Soconusco, Pichucalco, Hostuacán, Juárez, Reforma, Mezcalapa, Tecpatán y la Selva Lacandona, lo que refleja un panorama donde cada propietario tiene un promedio de dos hectáreas; un cultivo muy disperso en Chiapas.
De estos 12 mil cacaoteros, los que en realidad atienden sus parcelas son menos de la mitad; si platicamos con los agricultores que están organizados, como el Sistema Producto Cacao u organizaciones de fabricantes a nivel local, se van a quejar de la poca productividad, de las enfermedades, del bajo precio; pero no se atreverán a decir que no labran con compromiso su parcela de cacao, señala Castellanos Ramírez.
Agrega que estos productores tienen ahí sus viejas matas de cacao, sobreviviendo a la lucha contra los factores ambientales, que han cambiado de manera radical, y sin dar la atención debida a su plantación, lo que se manifiesta en poca productividad.
-¿Hay falta de interés?
-Hay apatía y sobre todo hay conformismo, quizás impulsado porque es más fácil ir a hacer cola cada mes o cada dos meses, a una oficina de gobierno, a recibir los apoyos que de forma parasitaria han acostumbrado a los campesinos, en vez de dedicarse a sembrar, a producir, esto no sólo pasa con el cacao, pasa con todos los productos naturales de la tierra.
Agrega que, definitivamente, hace falta compromiso por parte de quienes se llaman campesinos, de los que dicen que viven del trabajo del campo; hay tal apatía que hasta lo jóvenes han perdido la visión y el interés en hacerlo producir.
Compromiso
Son pocos los productores comprometidos con su cultivo, a ellos les va como se merecen: bien, por una simple y sencilla razón, somos 130 millones de mexicanos y, según estadísticas consumimos 600 gramos de cacao al año, esto significa que en México se consume más de 80 mil toneladas de cacao anuales.
Se encuentra por ejemplo en forma de pozol, pinolillo, téjate; en múltiples bebidas regionales, que utilizan el cacao como base de su preparación y, desde luego, el chocolate y golosinas en pastelerías.
En México hemos llegado a producir entre 30 y 35 mil toneladas al año, de las cuales Chiapas produce el 40 por ciento, quiere decir que estaríamos sobre las 15 mil toneladas de cacao anual, y tenemos mercado para producir más.
Las grandes empresas transnacionales como Nestlé, Turín, importan de África y América del Sur casi 50 mil toneladas al año, cuota que podríamos llenar los agricultores mexicanos, sin embargo, prevalecen prácticas antiguas: como el agricultor no sabe más que sembrar y cortar, su actividad de producción se limita, no es capaz de fermentarlo, no es capaz de hacerlos pasta, de tostarlo, molerlo y así el producto cae en manos de intermediarios.
Los llamados “coyotes” compran el cacao en baba o apenas lavado, lo acopian, lo juntan y resulta que este comerciante gana más que el agricultor; en las comunidades al agricultor le pagan a 35 pesos el kilo de cacao, en los mercados de Tuxtla o Oaxaca ese kilo cuesta 50 pesos, y ya al público en general se vende entre 60 y 80 pesos, más del cien por ciento del costo inicial.
Hay agricultores con mayor dedicación y se han afianzado con cuatro empresas chocolateras, en San Cristóbal de Las Casas, donde actualmente compran el cacao y lo venden, sin mayores filtros, ellos y el agricultor entre los 75 y cien pesos kilo, por la calidad y los procesos que le dan al producto.
El cultivo
La mayoría de los productores lo tienen como un cultivo de traspatio, son menos de mil productores los que realmente trabajan el cacao de manera profesional y dedicada.
Lo que hace falta es mayor entrega al campo, ya se han visto ejemplos de progreso en otros productores: ellos vendían al coyote pero luego ven al vecino que transporta su cacao a San Cristóbal de Las Casas, porque allá lo pagan mejor, ahora se han compartido la información y adquirido una nueva conciencia, pero esto es reciente.
El cacao de México es el tata de todos los chocolates del mundo, es el cacao de origen; hay países de América del Sur que dicen que su cacao es el originario de todos, pero la historia, la documentación apunta hacia México y Guatemala como el origen del cacao.
El cacao del Soconusco era reconocido como el mejor para hacer chocolate en el mundo, esto lo han redescubierto muchos chef y chocolatiers, y ahora buscan a México para comprar cacao, la sorpresa para ellos es que el producto de aquí es mucho más caro que el de América del Sur o el africano (más del doble) y lo aceptan porque reconocen su calidad.
No adquieren grandes cantidades, México no exporta más de mil toneladas al año, por el precio tan caro, pero es un precio establecido por el mercado mexicano.
En el país ha renacido el amor por el cacao, solo en San Cristóbal de Las Casas hay 15 chocolaterías, en Tuxtla ya las hay y esta tendencia va en crecimiento, pero el día que los chinos encuentren el verdadero amor al chocolate, temblaran las producciones del mundo porque no va a alcanzar.
Creemos que es un producto que tendrá en los próximos 20 o 30 años gran demanda y muchos problemas que se van a convertir en una situación parecida a la del aguacate, mayor demanda y mayor competitividad leonina.
La variedad de cacao que más se produce en Chiapas es el trinitario, que ocupa un 85 por ciento, el otro 15 por ciento consta de cacao de semilla blanca, llamado criollo o nativo, que se produce en el Soconusco y Pichucalco, de costo más accesible.