Debido a la crisis por la pandemia del Covid-19, al bajo precio del ámbar, a la falta de equipo, de tecnologías y de apoyos gubernamentales, de más de 500 mineros que se dedicaban a la extracción de la resina fosilizada en Simojovel de Allende, ya quedan menos de cien, las minas tienen una profundidad de 300 metros y quienes extraen la joya solo se acompañan de una manguera para jalar oxigeno desde el exterior, explica Agenor Vázquez Aguilar.
Añadió que los mineros no cuentan con más equipamiento, por ello la mayoría de quienes se dedicaban a la extracción han migrado a loa Estados Unidos de América en busca de mejores condiciones de vida, en la historia de la extracción del producto ha habido accidentes, no muchos, pero algunas personas se han quedado atrapadas y han perdido la vida, afortunadamente son pocos casos.
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Dijo que el ámbar es la joya más fina de Chiapas, se extrae de las minas ubicadas a 20 minutos o media hora de la cabecera municipal de Simojovel de Allende, pasa por un proceso de limpieza y pulido, de un kilo de resina que se extrae en el proceso de industrialización se pierden 400 gramos, cada vez se extrae menos porque disminuye el grupo de personas que saben introducirse y vivir en el interior de las minas.
El riesgo es cada vez mayor, comenta porque las mimas son más profundas conforme se va extrayendo la resina fosilizada, no hay oxigeno en el interior, los mineros tienen que introducir largas mangueras para poder jalar oxigeno desde fuera de las minas mientras realizan la extracción, el proceso es complejo, es lo único con que cuenta, su material de trabajo son palas, zapapico, una carretilla, marro y cincel.
Vázquez Aguilar cuenta la enorme desventaja en la que se encuentran los mineros, los que extraen el ámbar, tienen que pagar un promedio de 10 mil pesos a 12 mil pesos por mina a los propietarios de las tierra por año para poder extraer el ámbar, cada vez que un minero se introduce a las cuevas alcanza a extraer un kilogramo, un kilogramo y meno o menos de un kilo, un gramo cuesta 5 pesos.
La industrialización incluye la incrustación de plata, se requiere de un trabajo muy especial, las piezas que se elaboran son desde aretes de los 25 pesos, piezas de 100 pesos, 200, pesos, 500 pesos, 800 pesos, o más de mil y dos mil pesos o más, las joyas que se elaboran tiene la mayor calidad, lamentablemente el público consumidor no alcanza a valorar la calidad del trabajo de los mineros, de los industriales que se dedican a la transformación del ámbar.
Los procesos de extracción y de producción de la joyería de ámbar es muy compleja, cada vez se quiere pagar menor por una pieza, incluso la más barata, siempre piden cuanto es lo menos, lo que más arriesgan son los mineros y los que menos ganan son precisamente ellos, quienes se dedican a la transformación tienen un mayor margen de ganancia, un kilogramo extraído de la mima cuesta 10 mil pesos y de ese volumen ya industrializado se alcanza a ganar no más de 5 mil pesos.
Una de las artesanas de Simojovel de Allende, Surani del Carmen del Carpio Juárez, explicó que los procesos de industrialización o transformación es laborioso y promueven su producto en redes sociales, pueden vender al menudeo y al mayoreo, no solo compran la resina, también invierten en plata, lijas especiales, pastas para dar brillo a la joya, hijos, alambres y mantas, se le gana pero no es mucho, lo justo sería que el público de Chiapas primero conociera mejor el producto y le diera su justo valor económico, cultural y artesanal.