La realidad de las personas con discapacidad en Tuxtla Gutiérrez es una lucha constante por la inclusión y el reconocimiento de sus derechos. Más de 227,000 personas en Chiapas viven con alguna discapacidad o limitación, muchas de ellas en la capital. Sin embargo, la ciudad aún no cuenta con una infraestructura adecuada ni con políticas públicas que favorezcan su integración plena. La falta de espacios accesibles, junto con la escasa oferta laboral y las barreras sociales, siguen siendo los principales obstáculos que enfrentan quienes buscan vivir de forma independiente y participar activamente en la vida cotidiana.
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Uno de los problemas más evidentes es la falta de accesibilidad en las calles y espacios públicos. Aunque Tuxtla Gutiérrez ha crecido en términos de urbanización, las aceras, edificios y el transporte público siguen sin contar con rampas o accesos adecuados para personas con discapacidad, lo que limita gravemente su movilidad. Parques, plazas, centros comerciales y oficinas gubernamentales no están equipados con los servicios mínimos necesarios que permitirían a las personas con discapacidad moverse con autonomía.
Pero los retos no terminan en la infraestructura. La inclusión laboral de las personas con discapacidad también sigue siendo un desafío en Tuxtla Gutiérrez. Aunque existen leyes y programas para fomentar la contratación de personas con discapacidad, en la práctica son pocas las empresas que se ajustan a estos requisitos. Las barreras para acceder a un empleo son evidentes. Hay pocas empresas que realmente buscan adaptar sus espacios o dar trabajo a personas con alguna discapacidad. Además, la discriminación sigue siendo un problema latente, ya que, aunque no siempre es explícita, muchas veces traduce en una negativa implícita a contratar a personas con discapacidad.
Las organizaciones civiles y los defensores de los derechos humanos han señalado la necesidad urgente de crear políticas públicas más efectivas que garanticen la accesibilidad en todos los aspectos de la vida, desde la movilidad urbana hasta el acceso a la educación y el empleo. Si bien en los últimos años han existido algunas iniciativas por parte de las autoridades locales, como la creación de espacios más inclusivos y campañas de sensibilización, todavía queda mucho por hacer. La implementación de estas políticas no ha sido suficiente para transformar de manera significativa la vida cotidiana de las personas con discapacidad en la ciudad.
Es necesario que Tuxtla Gutiérrez apueste por una verdadera transformación en su infraestructura urbana, en sus políticas laborales y en su cultura ciudadana, para que las personas con discapacidad puedan tener acceso a todas las oportunidades y servicios que ofrece la ciudad. La inclusión no debe ser solo una cuestión de cumplir con la ley, sino de reconocer y valorar la diversidad humana. Para que Tuxtla Gutiérrez sea una ciudad verdaderamente incluyente, la ciudadanía, las autoridades y el sector privado deben trabajar juntos. Es fundamental que se construyan espacios accesibles, que las empresas promuevan la contratación de personas con discapacidad y que se implementen medidas para erradicar la discriminación y la exclusión. El futuro de las más de 227,000 personas con discapacidad en Chiapas depende de un compromiso colectivo por hacer de la ciudad un lugar sin barreras, donde todos tengan las mismas oportunidades para desarrollarse y vivir con dignidad.
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