Quienes le han tenido que prender veladoras y flores a San Judas Tadeo son los trabajadores de la hasta ahora llamada Diconsa, una empresa paraestatal, prima hermana de Liconsa.
Aparte de que el mismo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha anunciado la intención de fusionar ambas empresas y convertirlas en Segarmex, los nuevos “jefes” llegaron con el machete desenvainado y quitando cualquier cabeza que se les atravesara, sin medir consecuencias.
Los que llevaron la peor parte son algunos “jefes” de mediano y alto pelo, quienes fueron despedidos a pesar de que llevan entre 30 y 35 años de servicio. Lo peor no es eso. Lo peor es que la cosa anda tan descompuesta que no hay ni para liquidar a estos y otros trabajadores que han sido despedidos. Es más, “corrieron al que calculaba los finiquitos”.
Si le parece poco, le agreguemos que los nuevos directivos de Diconsa no tienen pleno conocimiento del manejo de una paraestatal tan importante como ésta, y a pesar de ello echaron a todo aquel que les pareció estaba de sobra.
Uno de los principales problemas que se ha generado en estos meses, definidos por el personal como “de locura”, es el desabasto de alimentos básicos como el maíz.
Las bodegas, no tenemos el dato de cuántas existen en la entidad, lucen vacías y, en algunos municipios, sobre todo indígenas, ya ha habido protestas por parte de los pobladores quienes se surten de granos básicos en Diconsa.
Los almacenes están vacíos, no hay compras, no hay ventas, corrieron al personal de experiencia y llegó gente que no sabe ni dónde está parada. Ésa es la radiografía de una paraestatal que por años ha tenido un gran vínculo con los sectores más vulnerables, quienes ahí encuentran alimentos de buena calidad y a buenos precios.
Como anécdota y sólo para comprender un poco mejor la situación, dicen que un notario público, de apellido Cancino, llegó a un puesto de alto nivel en Diconsa Chiapas que, por cierto, depende de una gerencia regional en Tabasco; sin embargo, apenas estuvo dos meses porque no aguantó el paso y porque “se le alteraron sus nervios”, además de que los sueldos no están como para echar cuetes y confeti.
Si le queremos poner un poquito de más sal a la herida, hemos de contar que hay jefes nuevos a quienes ya se les subió el humo al cerebro, y bueno, mejor ahí le paramos, no vayan a decir que somos “fifís”.
¿LISTA LA GUARDIA NACIONAL?
La Guardia Nacional parece estar a punto de turrón, o al menos así lo hizo saber ayer el secretario de la Defensa, Cresencio Sandoval, quien presentó en la conferencia mañanera del Presidente López Obrador los uniformes que utilizará esta nueva corporación de seguridad que tendrá presencia en 266 regiones.
Por esta noticia es que, en Chiapas, el secretario de Gobierno, Ismael Brito Mazariegos, ha tenido que picar las costillas de los presidentes municipales, quienes cederán los espacios físicos para que esta corporación tenga un lugar digno desde donde hacer frente a la delincuencia.
¿SIGUE LA OLEADA CUBANA?
Al mediodía de este miércoles, bajo el inclemente sol de la región Soconusco de Chiapas, arribaron unos 50 migrantes cubanos, quienes, igual que otros que llegaron días antes, pretenden cruzar México e ir en busca del sueño americano.
No entendemos muy bien por qué razón el Instituto Nacional de Migración, que depende de la Secretaría de Gobernación, después de las caravanas de migrantes, ha guardado silencio sobre este nuevo fenómeno migratorio. Algo no anda bien o algo huele mal…
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Los que llevaron la peor parte son algunos “jefes” de mediano y alto pelo, quienes fueron despedidos a pesar de que llevan entre 30 y 35 años de servicio. Lo peor no es eso. Lo peor es que la cosa anda tan descompuesta que no hay ni para liquidar a estos y otros trabajadores que han sido despedidos. Es más, “corrieron al que calculaba los finiquitos”