Félix Jiménez Villatoro, junto a su esposa, se ha dedicado por más de 14 años a hacer productos derivados de la caña de azúcar, como panela, melaza, azúcar mascabado, jugo de caña, entre otros. Este lugar es un punto de venta para comerciantes de Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal y Comitán.
A orillas de la calle, con lonas y una máquina que ellos mismos construyeron, es como han salido adelante. En el lugar se pueden observar rimeros de caña deshidratada, así como fogones con agua hirviendo para preparar los productos. Este es un trabajo desgastante, pero que por años han sabido sobrellevar.
De acuerdo con Jiménez Villatoro, inició con su máquina extractora de jugo impulsada por caballos. Al ver que era agotador, idearon buscar motores y llantas de carro, pero el gasto de gasolina ascendía. Luego pensaron en usar una revolvedora de cemento, pero el engranaje se desgastó. Finalmente, encontraron la solución utilizando una rueda de banda, que les ha durado 6 años.
El primer producto que extraen es el jugo de caña, el segundo es la melaza, y posteriormente, al estar en el fuego, se convierte en azúcar, de la que obtienen la panela y la melcocha. Según Jiménez Villatoro, la melaza es utilizada para el alimento de animales o como fertilizante para la pastura, y los productores de caña, maíz y azúcar la utilizan en sus cultivos.
"Con la producción de caña nos ha ido bien, no me quejo, hemos sacado lo básico, pero ahí vamos de poco a poco... En la familia cosechamos cerca de 300 toneladas", indicó el productor.
A diario elaboran cerca de 150 panelas, un total de 15 "chumules", cada uno con 4 medidas de medio litro (tapas) que se venden a $80 pesos, mientras que cada tapa se vende a $20 pesos. La garrafa de melaza de 20 litros cuesta $250 pesos.
"Todo ha subido, cuando empezamos hace 14 años, lo que ahora cuesta 80 pesos, antes costaba 15 pesos", indicó Jiménez Villatoro.
Ellos se han convertido en productores locales para Villa de las Rosas, Socoltenango e incluso para Villaflores. Sus principales consumidores están en Tuxtla Gutiérrez y Acala. Jiménez asegura que su negocio ha sido redituable, cubriendo sus necesidades. Incluso, pequeños comercios de municipios cercanos llegan a diario a buscar la panela y otros productos derivados de la vara dulce.
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