Cuerpo de Carlitos trasladado a Tapachula, desde Chiapa de Corzo

Autoridades localizaron a su madre biológica quien, por ser de escasos recursos, lo había dado en adopción para que tuviera un mejor futuro.

Karla García | El Heraldo de Chiapas

  · domingo 3 de octubre de 2021

Vecinos llevaron veladoras y rosas al lugar donde vivía carlitos/ Foto: Karla García | El Heraldo de Chiapas

Tuxtla Gutiérrez. El cuerpo de Carlitos, el niño de 11 años que fue presuntamente asesinado por sus mamás adoptivas en Chiapas de Corzo, fue trasladado a Tapachula, en donde radica la madre biológica, quien lo había entregado para que tuviera estudios y una vida que ella, por su condición precaria, no podría ofrecerle.

El pasado 30 de septiembre, la Fiscalía General del Estado (FGE) informó que, a través de la Fiscalía de Distrito Centro, detuvieron a dos mujeres, Sandival "N" y Elena "N", por ser probables responsables del asesinato de Carlitos a quien asesinaron a golpes el pasado 29 de septiembre.



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El hecho ocurrió en el fraccionamiento Montebello (Casas Geo) de Chiapa de Corzo, donde vecinos relataron la llegada de Carlitos y sus madres adoptivas, y el maltrato que él recibía por parte de ellas.

El niño, aseguraron, fue pedido en adopción a una mujer de 23 años, originaria de Puerto Madero; quien por ser de escasos recursos, no podría brindarle la educación ni la vida que ella quería darle, por lo que Sandival “N” y Elena “N”, la convencieron para que quedarse con el niño con la promesa de darle educación y cuidado.

Luego de ello, se trasladaron a Chiapa de Corzo, en el fraccionamiento Montebello en donde, ya lejos de su natal municipio, recibió todo lo contrario a lo que le habían prometido a su mamá biológica, pues comenzaron a maltratarlo y a obligarlo a ganarse su propio sustento con venta de chicharrines.

Sandival "N" y Elena "N" presuntas culpables del asesinato de Carlitos/ Foto: Cortesía

Niños y jóvenes del vecindario, comentaron que Carlitos era un niño muy carismático, por lo que los vecinos eran generosos con él al regalarles ropa y otros artículos; sin embargo, el niño no los aceptaba por temor a que sus mamás lo castigaran.

“Si no vendía lo que mandaban a vender le pegaban, si no vendía lo que debía él iban a pegar, y a una vecina una vez le pidió prestado cinco pesos porque había perdido la venta de un chicharrín, que si no presentaba la venta de ese chicharrín también lo iban a castigar”; dijo también Rosa Adriana Molina, presidenta vecinal del fraccionamiento.

El jueves, 29 de septiembre, Molina relató la desaparición de Carlitos, por lo que se dispusieron a buscarlo. Al cabo de unas horas, se enteraron que las mujeres que lo habían adoptado realizaban trámites en el Servicio Médico Forence (Semefo) de Tuxtla Gutiérrez para recoger el cadáver del niño, pues había muerto por un accidente.

Veladoras alrededor de una fotografía de Carlitos/ Foto: Karla García | El Heraldo de Chiapas

“SEMEFO dijo que había sido una muerte por homicidio doloso que había sido torturado, presentaba fracturas en las costillas y en los dedos. Luego supimos de la detención de las señoras”, indicó Molina.

Detalló que los vecinos denunciaron varias veces al DIF el maltrato que recibía Carlitos. No obstante, aseguró que Sandival “N” y Elena “N”, tenían una cómplice en esa institución, quien avisaba a las mujeres cuando llegaban a inspeccionar la situación. “Cuando llegaban al domicilio, mostraban una cara que no era”; dijo.

Ya puestas a disposición las madres adoptivas de Carlitos, los vecinos trataron de impedir que llevaran el cuerpo del niño a la fosa común, pero las autoridades les dijeron que debían ser familiares del menor para poder reclamarlo.

Carlitos fue asesinado a la edad de 11 años, una fotografía del pequeño/ Foto: Karla García | El Heraldo de Chiapas

No obstante, fueron las mismas autoridades que dieron con la madre biológica del menor, por lo que el cuerpo fue trasladado a Tapachula, donde su madre y la hermana de Carlitos radican.

Tras la muerte de Carlitos, vecinos llevaron veladoras y flores a la puerta del domicilio donde él vivía, con el número 101, donde también se encontraban sus pertenencias, una mochila y cuadernos que él usaba cuando lo dejaban ir a la escuela. Doña Rosa reveló que en varias hojas de sus cuadernos, habían planas de enunciados que decía “debo obedecer a mis mamis”.