Tuxtla Gutiérrez.- A los nueve años, dejó las muñecas por el comal y el molino, es Blanca Lidia Díaz Sánchez quien desde muy pequeña tuvo que aprender a "ser mujer", como decían en su casa: ¡algún día te vas a casar y debes saber hacer tus cosas!, esas que desde muy pequeñas nos asumen como un rol normal para una mujer.
La tarea diaria empezaba desde las 5 de la mañana o incluso antes, había que juntar la leña y prender el fogón, colocar en el fuego la olla con agua, cal y por supuesto el maíz, ese que posteriormente se convierte en tortillas, pozol o tamales.
"Por lo regular teníamos que cuidar de la olla para que está no se tirará o se secara, tardaba hasta dos horas o más, depende de muchas cosas, pero en esas dos horas tenía que estar haciendo otra cosa, la idea era que no perdieramos tiempo", recuerda muy emocionada Doña Blanca.
Ella es de Tuxtla Gutiérrez de la colonia Plan de Ayala, porque aunque no lo parezca, la ciudad alguna vez fue un pequeño pueblito en dónde como cualquier otra comunidad vivían con lo básico.
Su madre era ama de casa y su padre campesino, él se encargaba se hacer las siembras para cosechar en el mes de septiembre y de ahí obtener el alimento base de toda familia mexicana: el maíz.
Mientras nos cuenta parte de su historia, ella se toca las manos, talvez recuerda como lavaba el maíz antes de pasar a molerlo o talvez es ese gesto de nerviosismo por ser entrevistada, "todas las niñas a esa edad ya nos estaban enseñando a cocinar a hacer nuestro oficio,
Actualmente es cocinera tradicional y ha ganado diversos premios, entre ellos en el concurso de Gastronomía Mundial en dónde hizo el tamal de hoja de milpa en la Ciudad de México y en un concurso a nivel internacional ganó el primer lugar con la comida de cochito.
"Para mí fue una experiencia muy bonita, a través del tiempo fue de batallas porque de la noche a la mañana no se aprende, se va aprendiendo coml va el tiempo, para obtener esos premios la Secretaría de Turismo me invito hace cuatro años"
Doña Blanca ronda sus 60 años pero eso no le ha impedido continuar con la labor que más le agrada y es cocinar, y más aún cuando ha sido galardonada en varias ocasiones.