Víctor Hugo de la Cruz Reyes, de 63 años de edad, es un talabartero originario del barrio de San Roque, ahora conocido como Santa Cecilia, en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez. Desde los 12 años, Víctor Hugo se inició en la talabartería, armando huaraches con su padre. Poco a poco, fue perfeccionando su técnica y habilidades, utilizando una variedad de materiales como piel de res, de borrego, de víbora, cocodrilo, puerco, zuela de llanta de carro y charol.
En 1985, Víctor Hugo se independizó y abrió su propio taller de talabartería y reparación de calzado. Desde entonces, ha pasado la mayor parte de su vida trabajando en su taller, haciendo huaraches, arreglando zapatos, bolsas o mochilas de piel y elaborando fundas para celular, pistola, navaja, pechera y collares para perros, entre otros productos de piel. También produce cinturones y todo lo relacionado con productos de piel.
También puedes leer: Mujer artesana de Venustiano Carranza es reconocida por su trabajo textil
Los precios de los huaraches de Víctor Hugo dependen del tamaño, pero son relativamente bajos. El par más barato tiene un costo de 80 pesos, mientras que los números 6 al 8 tienen un precio de 180 pesos. Víctor Hugo vende sus productos al menudeo y al mayoreo, y tiene clientes en varias ciudades de Chiapas.
A pesar de haber estudiado contaduría pública en la Universidad Autónoma de Chiapas, Víctor Hugo eligió dedicarse a la talabartería, que es su verdadera pasión. En su taller, utiliza una variedad de herramientas, como martillos, cuchillos, pinzas, pegamentos, piedras para afilar los cuchillos, agujas para costura, saca bocados y una correa moderna denominada "banda cómo loma para correa de huaraches".
Los productos de Víctor Hugo son resistentes y duraderos, gracias a la zuela de llanta de carros que utiliza en su producción. Aunque su principal mercado son los campesinos, cualquier persona puede adquirir sus productos. Los precios varían, pero su inversión por un par de huaraches va desde los 90 pesos y los vende a 180 pesos. Los cinturones tienen un precio de 300 pesos, que incluyen la mano de obra.
Víctor Hugo vive con su hijo en su domicilio en el barrio de Santa Cecilia, y aunque su hijo también es maestro en la talabartería, Víctor Hugo es la tercera generación de su familia que se dedica a este oficio. Invita a la población a darle la oportunidad de constatar la calidad y durabilidad de sus productos, sobre todo para quienes trabajan en el campo. Su amor por su trabajo es evidente, lo disfruta, goza y celebra cada vez que termina una pieza.
¡Recibe las noticias a tu WhatsApp! Regístranos y manda la palabra ALTA ⬇️