Chiapas y Oaxaca con el 8% del total de la diversidad biológica en México

Tuxtla Gutiérrez.- Entre Chiapas y Oaxaca se alberga cerca de 8 % del total de la diversidad biológica, México es uno de los cinco países con mayor diversidad biológica del mundo, albergando en su territorio entre el 10 y el 12% de las especies del planeta, en tan sólo 2.5% de la superficie terrestre, así lo afirmó durante su ponencia el Doctor Pedro Álvarez Icaza, experto en política ambiental y manejo de recursos naturales, durante la conmemoración del Día Mundial del Medio Ambiente.

Señaló que esta gran riqueza biológica es el resultado de diversos factores, “entre ellos la complejidad climática y orográfica del territorio mexicano determina que en él ocurran un gran número de ecosistemas y condiciones ambientales distintas, que constituyen el hábitat de numerosas especies”, precisó.

Explicó que hace millones de años, al emerger un puente de tierra que conectó la región Neotropical en América del Sur y la región Neártica en Norte América, la región hoy conocida como Mesoamérica se convirtió en un punto de intercambio de flora y fauna entre estas dos regiones.

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“Así, la biodiversidad mexicana incluye especies provenientes de ambas regiones, además de un importante nivel de endemismos. Otro factor que determina el lugar privilegiado de nuestro país en el mundo en cuanto a diversidad biológica es la interacción entre esta diversidad y los grupos humanos que han habitado el territorio mexicano”, agregó.

Dijo que la diversidad cultural y la biodiversidad no sólo son interdependientes, si no que están amenazadas por los mismos tipos de procesos.

“En México, los principales factores de amenaza son los patrones de producción agropecuaria basados en el modelo agroindustrial y las actividades extractivas vinculadas a la industria minera y de hidrocarburos, así como los desarrollos turísticos de gran escala”, señaló.

Por ultimo destacó que “típicamente, estas actividades están vinculadas con un proceso de acaparamiento de tierras previo al cambio de uso del suelo, y conducen no sólo a la deforestación y fragmentación de los ecosistemas naturales, sino a la erosión de las estructuras sociales y prácticas culturales tradicionales para substituirlas por sistemas de valores que giran en torno a la acumulación y el consumismo”.