Chiapas, una entidad en el sureste de México, se encuentra altamente vulnerable ante la presencia de fenómenos naturales debido a la pérdida de su cubierta forestal, según advierte la investigadora Silvia Ramos Hernández de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH).
La reducción de las superficies de bosques y selvas en la región ha generado altos costos en términos de resiliencia frente a la actual temporada de huracanes y ciclones tropicales. Específicamente, las regiones de Istmo-Costa, Sierra y Soconusco son las más propensas a sufrir inundaciones en las áreas bajas de los ríos.
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Ante el pronóstico de 16 a 22 ciclones tropicales en el Pacífico y de 10 a 16 en el Atlántico, tanto las instituciones como la sociedad deben estar atentas a las condiciones meteorológicas. En años anteriores, fenómenos naturales como Gilberto, Mich y Stan han causado afectaciones significativas en la región.
La pérdida de los recursos forestales ha generado una alteración en el ambiente, lo que hace que los fenómenos naturales sean más devastadores debido al aumento de las temperaturas globales. Esta vulnerabilidad debe ser un elemento fundamental para establecer medidas de protección de la población.
En el caso de la región de la Costa, los ríos son de curso corto, lo que significa que la cantidad de agua que cae en las partes altas y medias tiene un rápido escurrimiento hacia las partes bajas. Esto representa un riesgo inminente de desbordamiento de ríos y arroyos, poniendo en peligro a las comunidades que se encuentran al nivel del mar o por debajo de él, así como aquellas ubicadas en laderas deforestadas.
La investigadora plantea la importancia de incorporar aspectos de adaptación y mitigación en los planes de acción climática. Esto implica la necesidad de recuperar áreas forestales a través de la reforestación para prevenir la erosión y el arrastre de suelos. Si bien el cambio climático es una realidad, se pueden tomar medidas para mitigar sus efectos a través de la reconversión de áreas dañadas por la agricultura y ganadería extensiva.
Ramos Hernández destaca que la pérdida de la relación entre el ser humano y la naturaleza ha llevado a un desequilibrio en el uso de los recursos naturales y los servicios ecosistémicos. Es urgente dejar un mejor legado para las futuras generaciones en términos forestales y ambientales. Sin embargo, lamentablemente, la deforestación es irreversible y existen zonas altamente degradadas y erosionadas, principalmente en el norte del estado.
La recuperación de árboles requiere décadas, y para recuperar tan solo 10 centímetros de suelo, se necesitarían mil años. Por tanto, es fundamental evitar la extracción indiscriminada de especies de flora y fauna y proteger las Áreas Naturales Protegidas en el estado, que suman más de un millón 300 mil hectáreas, para mantener una buena calidad del aire.
La aspiración debería ser crear un cinturón de protección que promueva la recuperación de la naturaleza en todo el estado. De no hacerlo, los efectos del cambio climático serán cada vez más severos. En este sentido, el programa "Sembrando Vida" del gobierno federal tiene una gran visión que debe hacerse realidad, ya que representa la única forma de enfrentar en el futuro este cambio climático.
Es necesario tomar acciones concretas y urgentes para proteger y restaurar los ecosistemas en Chiapas. La colaboración entre las autoridades, la sociedad y las instituciones es fundamental para garantizar la sostenibilidad ambiental y reducir la vulnerabilidad de la región frente a los fenómenos naturales.