Tuxtla Gutiérrez.- El promotor cultural, Roberto Ramos Maza, reiteró que es urgente que en Tuxtla Gutiérrez se haga una catalogación de los edificios del primer cuadro, con el fin de preservar la imagen de la capital.
Dijo que ese análisis debe realizarse con los edificios públicos y privados, pues recordó que estos representan parte del centro histórico capitalino. Especificó que la idea no solo es inventariarlos, sino preservarlos y revalorarlos.
Precisó que la recuperación de la imagen no solo atraería el interés de los turistas –nacionales e internacionales- sino que se lograría dar una nueva y mejor identidad de ciudad entre sus habitantes.
“Permitiría también tener alternativas económicas al contar con nuevos productos turísticos, con parámetros nuevos que incluyan la arquitectura del siglo XX, que bien podría sentar un precedente a nivel país”, agregó.
Destacó que en el centro de la ciudad hay edificios que guardan más historia de lo que podría pensarse, pero algunos no logran dar esa imagen por el grado de deterioro y la falta de mantenimiento.
Dijo que hace falta que las autoridades y los encargados de darles mantenimiento o repararlos se actualicen en cuanto a los parámetros de lo que se considera histórico, ya que esto tiene que ver con la preservación de la arquitectura del siglo XX.
“Es necesario legislar en las leyes federales y estatales la conservación de los elementos arquitectónicos de este siglo, que tiene características especiales desde el punto de vista social, estético y económico. Por eso no vemos que haya muchos edificios de interés patrimonial en el centro de la ciudad, pero sí los hay”, insistió.
Ramos Maza, agregó que uno de los problemas del centro es que no se cuidan los edificios antiguos porque no se han catalogado y menos legislado para su preservación, lo que provoca que se sustituyan por estacionamientos que crean en terrenos baldíos que empeoran la imagen urbana.
Destacó que Tuxtla Gutiérrez no ha sido víctima de la modernidad sino de la ignorancia, arbitrariedad e indiferencia de autoridades y ciudadanos. Ambas partes mantiene la responsabilidad de conservar su historia e identidad urbana, pero no lo han hecho.