Después de concluir el tumultuoso evento político encabezado por Adán Augusto López Hernández, aspirante a la presidencia de la república, la plaza central de Tuxtla Gutiérrez se encontró en un estado lamentable. Botes de PET, boletas publicitarias y carteles políticos se dispersaron por todo el lugar, dejando a la vista el desolador estrago de una asamblea política más.
En medio de este panorama, Don Javier Solís, un ciudadano de 40 años de edad y residente de la colonia Real del Bosque en el sur poniente de Tuxtla Gutiérrez, tomó la iniciativa de limpiar el área. Armado con bolsas y determinación, se dispuso a recoger las botellas de plástico esparcidas por el evento político. El PET recolectado llegó a acumular un peso equivalente a dos bultos de cien kilogramos cada uno, y Don Javier espera reunir suficiente material para llenar un tercer bulto, lo que representaría un total de 300 pesos en ganancias para él.
La labor de Don Javier va más allá de la mera limpieza. Después de recolectar las bolsas llenas de plástico, se dirige a una empresa ubicada en la 18 sur poniente del barrio San Francisco, donde vende el plástico a 10 pesos por kilogramo. Cada bulto de botellas recolectado le genera cien pesos, lo que significa que los tres bultos proyectados le proporcionarían 300 pesos adicionales en su bolsillo.
La historia de Don Javier es un testimonio de superación personal y adaptación a circunstancias desafiantes. Antes de la pandemia del Covid-19, solía trabajar como mesero en el Centro de Convenciones de Tuxtla Gutiérrez. Sin embargo, la llegada de la pandemia a Chiapas en febrero de 2020 lo dejó sin empleo. Desde entonces, ha tenido que desempeñar una variedad de tareas para mantener a su familia, y hace tres meses comenzó a recolectar plástico de las calles y avenidas de la ciudad como fuente de ingresos.
Don Javier admite que su labor es ardua y a veces agotadora. Aunque puede ganar en promedio entre 50 y 100 pesos por día, el trabajo implica largas jornadas de más de ocho horas y mucho esfuerzo físico. Sin embargo, su determinación y perseverancia son evidentes, especialmente cuando se trata de aprovechar las oportunidades que se le presentan, como el evento político del que pudo recoger una mayor cantidad de plástico.
En medio de su jornada de recolección, Don Javier también tuvo la fortuna de encontrar una torta en buenas condiciones y refrescos sellados, lo que le permitió saciar su hambre y sed antes de continuar con su trabajo.
Además de su labor de limpieza y recolección, Don Javier aprovecha para hacer un llamado a la población en general. Recomienda encarecidamente que la gente coloque la basura en su lugar y contribuya a mantener limpias las calles y plazas de Tuxtla Gutiérrez. Su compromiso con el medio ambiente y la salud es evidente en sus acciones y palabras.
Al final, Don Javier Solís se erige como un ejemplo de superación personal y compromiso con la comunidad. Su labor incansable y su actitud positiva lo convierten en un modelo a seguir para aquellos que enfrentan desafíos similares. Concluye con un mensaje de bendición y felicidad para todos, reflejando su profunda fe en Dios, a quien confía en cada paso de su camino desde que sale de su hogar hasta que regresa.
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