Frente a las instalaciones del Instituto Nacional de Migración (INM) en libramiento norte oriente en Tuxtla Gutierrez permanece un grupo de migrantes; cada día que pasa aumenta su preocupación, estrés, hambre y sed, pero explican que la sed y hambre que les invade es de triunfo y de éxito a pesar de que se les ha complicado, no quieren ver hacia atrás donde dejaron familia y bienes van por ellos, por darles mejores condiciones de vida, mejor futuro, salir de la pobreza.
José Gregorio "N" venezolano de 41 años de edad, lleva con su familia 22 días al que le acompaña Georgelis "N" y su esposo Roiser "N" Paola, Yonsi y Alejandro, este martes hicieron equipo para cocinar en la calle sobre el camellón del libramiento norte; dicen que José Gregorio es ya el mejor cocinero, entre este grupo obtuvieron los insumos para comer huevos con tomate, salchicha y cebolla, consiguieron leña en el parque de Los Niños Héroes.
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Son de Venezuela, Guatemala, Honduras, El Salvador desde hace ocho meses antes de entrar a Chiapas se fueron integrando desde diversos caninos y rutas, algunos muy peligrosos y fue así como se hizo un grupo grande, unos 280 cuando llegaron al INM hace seis meses en Palenque otros en Tapachula, Suchiate, Arriaga, Huixtla, Tuxtla Gutiérrez, ahora sin dinero se les complica el panorama y tienen que pedir limosna.
Ya son menos de cien puesto que ya se han ido algunos, ya han recibido su visa humanitaria, otros no han corrido con la misma suerte y dicen están en la lista de espera del INM, a quien acusa de abuso de poder por considerar que al declarar a los medios de conunicación la institución lo ha utilizado en su contra, tardan más el proceso de atención.
José Gregorio dice que solo quieren la visa humanitaria y seguir su camino pero el INM les dice puras mentiras, mientras una patrulla de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana permanece cerca a unos 150 metros, mientras unos cocinan y comen otros duermen en el calor, otros en el interior de sus casitas compuestas por chamarras y sábanas, algunos sentados en el asfalto, otros dispersos en los camellones, algunos pidiendo limosnas.
En el grupo hay por lo menos unos 15 niños que su mayor preocupación, una pipa les regala agua, le agradece la labor humanitaria, toman en todos los trastes que pueden, botellas, algunos se mojan todo, se bañan, otros mojan su ropa, casi vaciaron la pipa, eso es bendición dice Paola "N", no se imaginaba que se bañaría.
Por todas partes hay chanclas, cajas de conos de huevo, mangos verdes, maletas, zapatos, cartones, bolsas de basura, ropas, botes de agua, todos están organizados, otros en la cinta asfáltica acostados, algunos se acercan a preguntar de su caso solo para que le respondan que no hay nada, así han estado en los últimos días, confiando en que algún día partirán de Chiapas.