Las Aldeas Infantiles SOS en Tuxtla Gutiérrez iniciaron actividades en el 2002, a finales de este año cumplirán 20 años de atender a la infancia en Chiapas, enfocado a los niños y niñas que han perdido el cuidado familiar, el propósito es fomentar su crecimiento en un entorno parecido, con personal de cuidado directo.
La directora general Rocío Toledo Antonio, explicó que se atienden niños que han perdido el cuidado de sus padres, ya sea por abandono, por violencia o por cuestiones de trabajo, los participantes permanecen en las instalaciones desde tres días hasta ocho o nueve meses, en este momento se atienden a 40, uno de ellos en situación de movilidad internacional, es decir, su condición es migrante y se está a la espera de regularización de su situación migratoria.
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Precisó en entrevista que el propósito es hacer realidad el derecho de las niñas y los niños a vivir en familia, para ello, se cuenta con personal de trato o cuidado directo para fomentar una maternidad social, las cuidadoras están al cuidado de un grupo de niños, de esta manera se va formando grupos sociales de hermanos y en ese sentido, también daños acogimiento a hermanos biológicos y familias sociales.
Se trata de acompañar a un niño en el cuidado directo con jornadas o guardias de ocho horas y van cambiando, estos niños crecen con afectivos referentes permanentes o constantes que son las cuidadoras, más allá de una cocina que son solo alimentos, aquí la cuidado ejerce el rol que cualquier mujer estaría haciendo en el interior de la familia.
Han sido más de 250 niños los que han sido atendidos desde el 2002 a la fecha, de manera inicial se atendió a población con discapacidad, poco a poco fue llegando personas sin discapacidad, hermanos de los niños y niñas participantes, hoy en día las Aldeas Infantiles SOS se está atendiendo otras necesidades que tiene que ver con la población en movilidad internacional en esta región del país.
Toledo Antonio explicó que la institución está empezando a tener nuestras propias experiencias, sobre todo, adolescentes en situación de migración que buscan la condición de refugio en México, por situaciones complejas en su país, por violencia social, económica, familia, inseguridad, lo que buscamos es que los niños y niñas no permanezcan a largo plazo en la institución.
La aspiración, insistió, es que puedan regresar a sus entornos familiares, lo que implica trabajar con las familias, regresar a revisar las raíces que causaron las condiciones o circunstancias de abandono, porque una condición de discapacidad, una condición de pobreza que se vive en Chiapas no son razones suficientes para que un niño o una niña y adolescente pierda cuidado de la familia y permanezca en una institución.
Todos los casos se revisan y se atienden, hay personas que permanecen tres días, dos meses, cinco meses, ocho meses, no necesariamente al cumplir la mayoría de edad tienen que egresar, los chicos tienen que egresar con las mayores habilidades posibles, se trabaja la capacitación laboral, el promedio de edad de los participantes a nivel nacional está en los 21 y 22 años de los egresados.
La sociedad no debe mirar a la población que ha cuidado la atención parental como el asistencialismo, más allá de ropa y de alimentos, la propuesta es construir proyectos para el desarrollo de habilidades y emocionales, es lo que requieren más allá de un pastel ahora que viene el Día del Niño el 30 de abril, necesitan muchas oportunidades e impulso para el desarrollo de sus capacidades con un proyecto de vida, subrayó.
Hay coordinación con instituciones, escuelas e instituciones para que los chicos puedan ingresar a las escuelas, pertenecer a un centro de asistencia social no deben presentarse la discriminación, la exclusión, tenemos que ser referentes afectivos o emocionales, los que egresan y quieren venir tienen las puertas abiertas, a la sociedad, a los papás y a las mamás los invitamos a que seamos muy responsables en el cuidado de los niños, las niñas y los adolescentes, que seamos familias con grandes fortalezas, puntualizó.