Uno de los grandes desafíos de los gobiernos en Chiapas es garantizar el derecho al agua para estar en condiciones de disminuir los riesgos de enfermedades de la pobreza y las llamadas raras; y la falta de este recurso natural genera grandes problemas de salud que reproduce las condiciones de marginalidad.
La presidenta del Congreso del Estado, Rosa Elizabeth Bonilla Hidalgo, coincidió en que de las 124 cabeceras municipales solo Tuxtla Gutiérrez potabiliza el agua que suministra a los hogares, parcialmente San Cristóbal de Las Casas, Tapachula y Comitán, algunos ayuntamientos solamente la cloran, pero la gran mayoría no tiene resuelto el abasto.
De acuerdo con diagnósticos de especialistas, de los 5.6 millones de chiapanecos, 80 por ciento aproximadamente tiene acceso al agua; mientras que en saneamiento el rezago es mayor, un 20 por ciento cuando mucho trata el volumen de aguas residuales.
Las cifras del atraso en materia de agua potable y saneamiento son alarmantes, miles de comunidades han estado olvidadas por décadas, existen localidades establecidas en las partes más altas de los cerros que demandan agua, se han secado muchos manantiales, hay sitios en los que se construye pozos y no hay agua, construyen hoyas de agua y no llueve.
Reconoció que el Estado mexicano enfrenta el reto de modificar los sistemas de producción agropecuaria extensivos por intensivos y sustentables, y se ha alcanzado una cifra de 64 mil hectáreas de deforestación al año por diversas causas, que contribuyen al rezago en materia de disponibilidad de agua.
Apuntó Bonilla Hidalgo que la sociedad deberá involucrarse de manera decidida en la restauración de los ecosistemas como en la prevención de incendios y evitar que la agricultura y ganadería sigan caminando; “tenemos que hacerlas sustentables, amigables al medio ambiente”, sentenció.