En junio se cumplen 45 años del éxodo de los concordeños a la tierra prometida, al quedar el poblado de la vieja Concordia bajo el agua por la obra de la presa Hidroeléctrica Belisario Domínguez; hasta esta fecha los compromisos adquiridos por la Federación, a través de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), no se han cumplido cabalmente.
Dentro de estos compromisos estaba la construcción de dos megapuentes, pues la principal vía de comunicación hacia Zaragoza y Rizo de Oro, quedaría inundada; sin embargo, el de Zaragoza que inició con las labores apenas hace cinco años, lleva un progreso de poco más del 85 por ciento, el cual “avanza a paso de tortuga”, denuncian los habitantes.
En tanto, desconocen cuándo se iniciarán las tareas en el paso de Rizo de Oro; ya que los dos puentes debieron construirse inmediatamente después de inundarse la zona.
Hoy la circulación de vehículos en ambos pasos es a través del Chalan y los usuarios deben esperar hasta 45 minutos para poder cruzar de un poblado a otro, la cual enlaza a los municipios de La Concordia con Chicomuselo.
Además, coinciden en que las mejores tierras, las más fértiles eran las que estaban en la parte baja, las que quedaron bajo el agua, “nos llevaron a las peores tierras, bajo el agua quedó todo, patrimonio, recuerdos, tierras fértiles de vega, minas de sal similares a la del Himalaya, dejamos todo, hasta nuestros muertos”, aseguran.
Relatan que salieron con lágrimas en los ojos trayendo a cuestas al Señor de La Misericordia para fundar su nuevo poblado, cuyo último presidente municipal de la vieja Concordia fue el doctor Marvel Coutiño, periodo que concluyó en la actual aldea.