Dice el rapero Pato Machete que su compadre Celso Piña, el Rebelde del Acordeón, incitaba a todo el mundo, sin importar los géneros, a formar parte de la revolución de la cumbia tan sólo con su energía en los escenarios.
No solía hacer demasiadas reflexiones sobre cómo debía ser, ni hacia dónde tenía que ir este género que está en constante expansión, se limitaba a veces, a sólo decir despreocupadamente: “¡La música es música, chinga!”.
A cinco años de su partida, aquella pasión parece haber dejado grandes enseñanzas en los músicos que lo conocieron de cerca y en acción. Entre ellos, los integrantes de Ronda Bogotá, con los que Celso tocó durante 40 años, y el mismo Pato Machete, ex integrante de Control Machete.
Ahora ellos crearon el nuevo proyecto Ronda Machetera, que acaba de lanzar su propia versión de “Patria cumbia”, el segundo sencillo de su primer álbum “Mundo cumbia”.
“Hemos regresado a él y nos hemos encontrado con cosas de las que no nos habíamos dado cuenta, tal vez por la prisa o por la vida de andar tocando. Ronda Machetera evoca esa escuela y también la de Control, pero creo que es más bien el inicio de una posibilidad nueva, que tiene que ver más con el futuro que con el pasado.
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“Y sí, hay que reconocer que el pasado es lo que nos ha traído hasta aquí, pero creo que es nuestra responsabilidad tomar y poner en práctica todas esas enseñanzas, tomando nuevos roles para que la caravana gitana siga dando vueltas”, explica Pato Machete, en entrevista con El Sol de México, sobre este nuevo proyecto que combina la cumbia, el hip-hop, el rap y rock.
Antes era un cotorreo tocar otro género
Aunque fue hasta hace poco que Ronda Machetera se presentó como proyecto único, Pato recuerda que la primera vez que trabajó con Celso Piña y sus músicos fue hace 25 años, en 1999, para la grabación de “Cumbia sobre el río- Suena”, cuando aún formaba parte de Control Machete.
“Nosotros lo escuchábamos desde morros y él ya era todo un personaje representativo de todo el estado, mucho más para los músicos, porque era una época en la que había muy pocas posibilidades de que músicos pudieran salir de Monterrey, otras partes de la República y menos del mundo”, relata Pato, quien menciona como crucial el disco “Barrio bravo” de 2001, en el que también participaron Café Tacvba, Alejandro Marcovich y El Gran Silencio.
“En su momento fue un tema de controversia. Era todo un cotorreo el tocar otra cosa que no fuera tu género, estaba todavía muy cerrada la mentalidad del país, había muy pocos festivales”, agrega el rapero, quien desde entonces entabló amistad con Celso y comenzó a integrarse más con la propuesta del acordeonista.
“Entre más pasa el tiempo y se acomodan las cosas más nos damos cuenta que a lo mejor mi compadre dejó arregladas varias cosas. Porque ha habido muchas coincidencias y ha sido muy mágico todo el proceso”.
Asegura que la idea del proyecto llegó a estar entre pláticas con el mismo Celso, idea que se logró concretar, también con la intención de darle continuidad y honor a la “Dinastía Piña”, que ya cuenta con tres generaciones.
En comparación con aquellos primeros encuentros, en los que a los músicos que se atrevían a salir de su círculo eran muy criticados, Pato afirma con gran emoción que la cumbia ofrece muchas posibilidades.
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Algo que ellos mismos han podido comprobar con algunas colaboraciones que ya han llevado a cabo con músicos como Rubén Albarrán y Chetes; pero también en presentaciones en vivo en festivales y conciertos individuales.
“Creo que la gente lo disfruta porque no se trata de un proyecto exclusivo. Nosotros tocamos para quien lo sienta, no lo hacemos ni para poner contento a alguien, ni para complacer a algún sabio del género. Lo que pasa es que nos gusta lo que hacemos”, finaliza el rapero, quien adelanta que en las grabaciones de este nuevo álbum hay versiones en su particular estilo de cumbia de Richie Valens, Compay Segundo y más.