En un mundo que a menudo asocia la viudez con la vejez, la realidad de los viudos jóvenes ha quedado en gran medida silenciada. La pandemia ha arrojado una sombra lúgubre sobre numerosas historias de amor, dejando a jóvenes viudos enfrentándose a dificultades afectivas, económicas y sociales, sin olvidar la abrumadora responsabilidad de criar a niños pequeños en solitario.
Las mujeres viudas representan una manifestación clara de las desigualdades existentes en nuestro país en términos de clase, etnia y género, y lamentablemente, el número de mujeres que experimentan esta situación conyugal está en aumento, según indica el demógrafo Carlos Welti Chanes, del Instituto de Investigaciones Sociales.
Te puede interesar: ¿Por qué decimos que estamos bien cuando no lo estamos?
El también expresidente de la Sociedad Mexicana de Demografía, Welti Chanes alerta sobre el creciente impacto de la viudez entre las mujeres jóvenes, especialmente en estados como Guerrero y Chiapas. Además de la influencia de la violencia, una posible explicación demográfica radica en que en dichas entidades federativas las mujeres suelen contraer matrimonio a edades más tempranas.
Montserrat Arango, a quien la viudez le llegó a sus 38 años, de manera inesperada y transformó por completo su vida. "Tienes que reinventar planes, adoptar roles nuevos y salir adelante fuera del equipo que habías formado, superando además el duelo", comparte en exclusiva para Diario del Sur.
La sociedad tiende a percibir a los viudos jóvenes de diversas formas, alternando entre la compasión y la crítica. Montserrat reflexiona sobre esta doble percepción, señalando que las expectativas sociales rara vez se cumplen en estas circunstancias.
La familia y amigos de Montserrat la han apoyado con cariño y preocupación, pero ¿cómo sería esa percepción si fuera una adulta mayor? La respuesta es clara: "sería una situación más esperada y normalizada, con menos estigma asociado", comenta.
¡Da clic aquí para unirte al canal de WhatsApp del Diario del Sur! No te pierdas de la información más importante
"Como fuera de lugar, con muchos retos y estigmas por romper. Y mientras tenga vida, un posible largo camino por recorrer", así se describe Montserrat al enfrentar la vida cotidiana siendo viuda antes de los 40. Los detalles, los recuerdos constantes y la impotencia ante lo inevitable pesan en su día a día.
La viudez joven es una realidad compleja que merece ser reconocida y abordada por la sociedad. Las historias como la de Montserrat nos recuerdan que el dolor y la pérdida no tienen edad, que la empatía y el apoyo son cruciales para quienes enfrentan este difícil camino. En un mundo cambiante, es esencial romper con los estigmas y brindar comprensión a aquellos que han perdido a la persona más importante de sus vidas en la flor de la juventud.