La última actualización de la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud (OMS), conocida como CIE-11, ha entrado en vigor, marcando un hito al incluir la adicción a los videojuegos en su apartado de desórdenes mentales. Esta decisión, aprobada por la OMS en mayo de 2021, responde a la creciente preocupación sobre el impacto de esta forma de entretenimiento digital en la salud mental.
La adicción a los videojuegos, según la CIE-11, se define como un patrón persistente o recurrente de comportamiento de juego, ya sea en línea o fuera de línea. Los criterios para identificar esta adicción incluyen un control deficiente sobre el juego, priorización del juego sobre otros aspectos de la vida diaria, persistencia en el juego a pesar de consecuencias negativas y un impacto significativo en diversas áreas de funcionamiento.
El diagnóstico de adicción a los videojuegos implica que este patrón de comportamiento sea lo suficientemente grave como para causar un deterioro significativo en áreas personales, familiares, sociales, educativas u ocupacionales, y debe persistir durante al menos 12 meses.
La edad de inicio de esta adicción suele situarse entre los ocho y los 15 años, momento en que el cerebro aún no tiene plenamente desarrolladas las conexiones neuronales que permiten el control de impulsos. Aunque más común en niños y jóvenes, también puede afectar a adultos.
La inclusión de la adicción a los videojuegos en la CIE-11 refleja el reconocimiento de su impacto en la salud mental y destaca la necesidad de abordar este problema de manera efectiva y comprensiva.
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