En los confines del estado de Chiapas, en la zona norte, se encuentra un platillo singular que ha cautivado a los paladares aventureros y curiosos: los zats. Estos gusanos, de tonalidades negro y verde, son una delicia gastronómica característica de los municipios de Chilón, Ocosingo, Huitiupan, Simojovel, Sabanilla, Yajalón, Altamirano y otros rincones de la región, donde se generan en los árboles de caucho.
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La preparación de los zats es todo un ritual culinario, transmitido de generación en generación, que ha perdurado a lo largo de los años. La receta tradicional, tal como se prepara en Simojovel, Chiapas, es la siguiente:
- Lavado y limpieza: Los zats se lavan meticulosamente, asegurándose de eliminar cualquier impureza. Posteriormente, se exprimen para extraer completamente las vísceras.
- Cocción: Los zats limpios se colocan en agua hirviendo, donde se cuecen lentamente. Durante este proceso, se añade sal al gusto para realzar su sabor único.
- Fritura: Una vez cocidos, los zats se escurren y se fríen en aceite o manteca de cerdo caliente, hasta que adquieran una textura crujiente y un color dorado tentador.
- Toque final: Para realzar su sabor, se les añade limón y chile al gusto, otorgándoles un toque cítrico y picante que los hace aún más irresistibles. Se sugiere acompañarlos con tortillas recién hechas, para una experiencia culinaria completa.
Esta exquisita preparación, que fusiona sabores auténticos con técnicas ancestrales, refleja la riqueza gastronómica y cultural del Norte de Chiapas. Los zats no solo son un manjar para el paladar, sino también un símbolo de identidad y tradición para las comunidades que los elaboran con esmero y orgullo. Si te atreves a explorar nuevos horizontes culinarios, los zats son una elección que seguramente dejará una impresión duradera en tu memoria gustativa.