El Pox, una bebida ancestral de la región Altos de Chiapas, conocida por su significado como medicina, ha cobrado popularidad en la entidad, especialmente en San Cristóbal de Las Casas, donde se ha adaptado con sabores afrutados, convirtiéndose en una opción cada vez más solicitada por locales y visitantes.
Originalmente utilizada en fiestas tradicionales, retiros espirituales y ceremonias religiosas, el Pox era reservado para ocasiones especiales como la pedida de mano de una novia o la curación de enfermedades entre las comunidades indígenas del estado. Sin embargo, su presencia se ha extendido a eventos más cotidianos, convirtiéndose en parte de la cultura chiapaneca.
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El proceso de elaboración del Pox es artesanal y exclusivo de la región Altos de Chiapas, específicamente en el municipio de San Juan Chamula y sus comunidades circundantes como Cruztón y El Pozo. Esta bebida se obtiene a partir de un destilado de maíz molido crudo, alcanzando niveles de alcohol que oscilan entre los 38 y 40 grados.
Según la tradición, el Pox se considera una bebida medicinal, utilizada para diversos propósitos curativos, rituales religiosos y celebraciones. Se cree que su consumo protege contra el mal de ojo y se emplea en ofrendas para santos y en rituales de permiso a la naturaleza.
En un recorrido por una de las comunidades productoras, uno de los fabricantes de Pox explicó el proceso de elaboración, destacando el uso exclusivo de maíz en su preparación y la importancia de conservar el sabor característico de la bebida. Aunque algunos aseguran que se ha producido con otros ingredientes, él enfatizó que el auténtico Pox se hace únicamente con maíz fermentado.
El Pox, con su arraigo cultural y su sabor único, representa un símbolo de identidad para las comunidades indígenas de Chiapas, y su evolución hacia nuevas variantes afrutadas demuestra cómo esta antigua tradición sigue cautivando los paladares modernos, sin perder su esencia ancestral.