En las selvas húmedas y montañosas de Chiapas habita una joya de la biodiversidad mexicana: el lagarto alicante (Sceloporus aeneus). Este pequeño reptil, conocido por sus colores vibrantes y su comportamiento curioso, es endémico de la región y desempeña un papel crucial en el ecosistema local. Sin embargo, su supervivencia está amenazada por diversas actividades humanas.
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El lagarto alicante, que puede alcanzar hasta 20 centímetros de longitud, se caracteriza por su piel de tonalidades brillantes que varían del verde al azul iridiscente. Su hábitat preferido son las áreas de bosques mesófilos y zonas arbustivas, donde se alimenta principalmente de insectos. Además de su atractivo visual, este reptil es un indicador de la salud del ecosistema, ya que su presencia refleja un entorno equilibrado.
Desafortunadamente, la expansión de la agricultura, la deforestación y el turismo descontrolado han puesto en jaque a esta especie. La población del lagarto alicante ha disminuido drásticamente en las últimas décadas, lo que lo convierte en una especie vulnerable ante la amenaza de extinción.
Además de su importancia ecológica, el lagarto alicante es un símbolo de la riqueza biológica de Chiapas. Organizaciones locales están trabajando en la creación de programas educativos para concientizar a la población sobre la importancia de la conservación de esta especie y su hábitat.
La historia del lagarto alicante es una llamada a la acción. Proteger a este reptil no solo garantiza la preservación de una especie única, sino que también salvaguarda la biodiversidad de Chiapas, un lugar donde la naturaleza y la cultura se entrelazan. Sin un esfuerzo colectivo, el canto de este pequeño lagarto podría silenciarse para siempre.
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