Aunque lucen inofensivos y hasta saben bien, nuestros chicles tienen un impacto medioambiental, esto es debido a su composición y al tiempo que tardan en degradarse, además de que, después de las colillas de cigarro, la goma de mascar es la segunda basura callejera más común.
De acuerdo con la Universidad Agustiniana, la práctica de mascar chicle proviene de la zona maya de México y Guatemala. Con el tiempo se le añadió azúcar y se industrializó. Y actualmente la gran mayoría de los chicles están elaborados con un plástico neutro, el acetato de polivinilo, que es lo que le da su elasticidad que tanto divierte a quien la mastica, mientras que antes se usaba la savia de un árbol tropical: “el chiclero”, por eso su nombre.
Lo que no sabías de tu chicle
Por su composición e impacto en el medio ambiente, esto es lo que debemos saber, según esta institución académica:
- Tarda en degradarse en el ambiente hasta cinco años debido a que es un polímero.
- Si lo tiras en la calle los pájaros lo pican, se les pega en el pico y se asfixian.
- Puede ocasionar problemas gástricos si lo masticas por mucho tiempo y tienes el estómago vacío; ocasionando gases, acidez, irritación intestinal y diarrea.
- Es un derivado del petróleo, es una mezcla de elastómeros plastificantes y resina, incluso puede tener cera de parafina.
- Un chicle en la vía pública puede representar un foco de infección y riesgo para la salud, ya que puede albergar hasta 10 mil bacterias y hongos recogidos.
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El dato plástico
En Londres, Reino Unido, existe una marca llamada Gumdrop Ltd y presume ser la primera empresa del mundo capaz de reciclar chicle. Y este es un ejemplo de los productos que puede hacer con goma de mascar reciclada:
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