Cada año, el 22 de marzo marca una fecha crucial en el calendario global: el Día Mundial del Agua. Esta celebración, instaurada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1992, tiene como objetivo principal concienciar sobre la importancia del cuidado de los recursos hídricos a nivel mundial.
Bajo el lema "Agua para todos", la ONU ha reafirmado su compromiso este año para aumentar los esfuerzos destinados a lograr una gestión sostenible del agua. Esta gestión busca asegurar la disponibilidad de este recurso vital para todos los habitantes del planeta, sin discriminación alguna.
Desde el año 2010, las Naciones Unidas reconocen el acceso al agua potable como un derecho humano esencial. Esto significa que cada individuo tiene el derecho fundamental de disponer de agua suficiente, segura, aceptable y asequible para sus necesidades personales y domésticas, sin importar su origen o estatus.
Sin embargo, las cifras presentadas por este organismo internacional son alarmantes. Aproximadamente cuatro mil millones de personas enfrentan escasez severa de agua durante al menos un mes al año. Esta situación subraya la urgencia de actuar con determinación para abordar la crisis global del agua.
Por esta razón, además de la instauración del Día Mundial del Agua, la ONU ha promovido como uno de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible el acceso universal, equitativo y asequible al agua potable. Asimismo, se busca mejorar la calidad del agua consumida mediante la reducción de la contaminación.
En este contexto, el Día Mundial del Agua se convierte en una oportunidad para reflexionar sobre la importancia vital del agua en nuestras vidas y para unir esfuerzos en la búsqueda de soluciones sostenibles que garanticen su acceso para las generaciones presentes y futuras.