El durian, conocido por su inconfundible y poderoso olor, ha sido catalogado como la fruta más apestosa del mundo, un título que no solo se debe a su penetrante aroma, sino también a la controversia que genera entre los que la aman y los que la odian. Esta fruta tropical, que crece principalmente en el sudeste asiático, ha sido considerada un manjar en países como Tailandia, Malasia y Indonesia, pero su fama de mal olor ha hecho que muchos se abstengan de probarla, mientras que otros la defienden como una delicia exótica.
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Un aroma inconfundible
El durian es una fruta grande, cubierta por una cáscara espinosa y gruesa. Cuando se abre, la pulpa carnosa en su interior, de color amarillo intenso, libera un aroma extremadamente fuerte que recuerda a una mezcla de cebollas podridas, gasolina y queso fermentado, un olor tan potente que está prohibido en ciertos lugares públicos de algunos países asiáticos. En Singapur y Tailandia, por ejemplo, el durian está restringido en hoteles, transporte público y aeropuertos debido a su olor abrumador.
El químico responsable de este aroma es una combinación de compuestos sulfurados, como el diacetilo y el acetato de etilo, que se encuentran naturalmente en la pulpa de la fruta. Si bien el olor es desagradable para muchas personas, estos compuestos son también los que le dan su sabor único, que es descrito como una mezcla de almendras dulces, vainilla y caramelo, con una textura cremosa que recuerda al aguacate o la mantequilla.
Un manjar para los valientes
A pesar de la reacción visceral de quienes huyen de su aroma, el durian tiene una legión de seguidores que lo consideran una auténtica delicia. En Malasia y Tailandia, es tan apreciado que se vende en mercados callejeros, restaurantes e incluso en helados y repostería. La pulpa se utiliza también en platos tradicionales, como el tempoyak (una especie de pasta fermentada) o en una bebida refrescante conocida como durian shake.
La fruta es rica en nutrientes como vitaminas B y C, potasio y fibra, lo que la convierte en una opción saludable para quienes la consumen. Además, algunos estudios sugieren que el durian tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, lo que ha incrementado su popularidad en mercados internacionales donde los consumidores buscan nuevos productos exóticos y nutritivos.
El cultivo y la exportación del durian
Aunque el durian es originario del Sudeste Asiático, su cultivo se ha expandido a otras regiones tropicales del mundo. En países como Filipinas, India y Sri Lanka, se están desarrollando cultivos con el fin de satisfacer la creciente demanda en mercados internacionales, especialmente en China, donde el durian ha visto un auge en popularidad en los últimos años, impulsado por el apetito de los consumidores chinos por productos exóticos y exclusivos.
La exportación de durian es un negocio creciente, especialmente con la demanda de durian congelado y en presentaciones procesadas, como pasteles y galletas. Tailandia y Malasia son los principales exportadores de durian, y la fruta se ha convertido en una importante fuente de ingresos para los agricultores de la región.
La controversia del durian: ¿delirio o repulsión?
Para algunos, el durian es una experiencia sensorial fascinante que despierta una profunda fascinación, mientras que para otros, es simplemente insoportable. Esta polarización ha generado debates y hasta competiciones en las que los valientes intentan comer grandes cantidades de la fruta en tiempo récord. En Tailandia, existen festivales del durian donde los asistentes pueden disfrutar de esta fruta de forma creativa, desde helados hasta curry de durian.
Sin embargo, el durian también ha sido objeto de burlas y memes en las redes sociales, debido a su capacidad para dividir opiniones. Algunos lo describen como una “fruta del infierno”, mientras que otros lo consideran un tesoro gastronómico capaz de proporcionar un placer único. Para quienes logran superar su olor, la recompensa es una explosión de sabores que no se encuentra en ninguna otra fruta.
¿Vale la pena probar el durian?
Si bien el durian puede no ser adecuado para todos los paladares, su popularidad y valor cultural en el sudeste asiático son innegables. En un mundo que cada vez busca experiencias más extremas y auténticas, el durian es, sin duda, una fruta que desafía los límites de lo convencional. Si alguna vez tienes la oportunidad de probarla, ya sea en su forma más pura o procesada, la recomendación es clara: prepárate para un viaje sensorial, que, para bien o para mal, dejará una huella memorable.
Aunque el durian puede ser la fruta más apestosa del mundo, es también un símbolo de la complejidad de los gustos humanos y de cómo, a pesar de su fuerte aroma, es capaz de fascinar a quienes se atreven a descubrir su sabor. Una cosa es segura: el durian nunca pasa desapercibido.
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