El Cristo Negro de Esquipulas, venerado por millones en Chiapas y Centroamérica, resguarda una historia llena de misterio y devoción. La imagen principal reposa en la Basílica de Esquipulas en Guatemala, a más de 800 kilómetros de Tuxtla Gutiérrez.
Para ello en entrevista exclusiva con El Heraldo de Chiapas, sacerdote Alfonso, con 11 años de servicio, comparte diversas versiones sobre el origen del Cristo Negro. Una sugiere que la escultura, originalmente encarnada, adquirió su tono oscuro por la exposición al humo de veladoras e incienso. En 1595, las autoridades eclesiásticas declararon el inicio de su devoción.
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Otra leyenda habla de un párroco envidioso que vertió veneno en la ofrenda litúrgica, siendo absorbido por el Cristo, tornándolo negro y haciéndolo encogerse. Estas narrativas añaden capas de misticismo a la figura venerada.
Consultado sobre la profunda devoción chiapaneca, el sacerdote explica que el Cristo Negro tiene raíces en la región mesoamericana, generando una conexión especial con los fieles locales. La apropiación cultural y espiritual refleja el arraigo y la fe de la comunidad en este enigmático símbolo religioso.