Cuando llegamos a un nuevo trabajo una de las cosas que esperamos es poder llevarnos bien con nuestros compañeros, jefes y el personal en general, sin embargo en muchas ocasiones no es así y el tan mencionado “excelente ambiente laboral” se queda solo en promesa.
Las consecuencias de un mal ambiente laboral son muchas y pueden llegar a ser perjudiciales para cualquier empresa o compañía, hay muchos focos rojos para detectar si estamos inmersos en un ambiente laboral tóxico ¡reconócelas!
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Malos jefes: Si la persona que está al mando de la empresa o del área de trabajo es un mal líder entonces muy probablemente las demás áreas no funcionarán como deberían pues sus acciones tendrán repercusiones negativas, por ello es muy importante que los superiores sean gente capacitada y sobre todo empática con sus colaboradores.
El favoritismo: Es muy común ver en las empresas que cierto grupo tiene más privilegios que otros por parte de los superiores, lo que puede provocar disgustos e incluso peleas, es tarea de los jefes ser imparciales y repartir responsabilidades y beneficios de acuerdo al puesto de cada trabajador y no por intereses personales.
Mala comunicación: Una de las características más notables en un mal ambiente laboral es la mala comunicación o en el peor de los casos la ausencia de esta, pues los trabajadores no se sienten escuchados ni tomados en cuenta.
Compañeros tóxicos: Los compañeros de trabajo son inevitablemente un factor clave en el ambiente laboral pero cuando sus actitudes se tornan negativas puede hacer que la convivencia se vuelva estresante.
Sobrecarga de trabajo: Una situación muy recurrente es exigirle a los empleados más de lo que su capacidad les permite en ese momento con la excusa de “ponerse la camiseta” sin embargo, esto solo acabará por estresar al colaborador si no logra la meta que le están exigiendo.