El boliviano Héctor Garibay corresponde a esa clase de atletas que corren con el corazón. Su espíritu inquebrantable ya lo llevó a dar la marcar para París 2024, en el Maratón de Sevilla. Y este domingo volvió a dar muestra de su capacidad al ganar el exigente Maratón de la Ciudad de México. Con un tiempo de 2:08:23. Motivado por el sueño olímpico, el maratonista boliviano mantiene su nombre entre la élite del atletismo latinoamericano.
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Aunque para algunos fue una sorpresa, el atleta de 35 años lleva tiempo entre los mejores representantes de la región. Todo ello, a pesar del poco apoyo que él mismo ha denunciado y por el cual debe dividir su tiempo entre los entrenamientos y el oficio de taxista, en su natal Oruro, para apoyar al sustento de sus sobrinos.
Fue una carrera imponente, la del boliviano. Acostumbrado a las grandes alturas, desde los primeros kilómetros se posicionó en el pelotón de adelante y mantuvo el paso de los kenianos, dominadores históricos de la carrera de México.
No era estrategia lo de Garibay para cansar a sus oponentes, sino una auténtica muestra de poder. El boliviano se plantó entre sus rivales y de a poco se convirtió en el líder de la carrera.
No tardó mucho para escaparse, a pesar de los intentos de Edwin Kiprop Kiptoo de mantenerse ahí, en la última esperanza por mantener la corona que ganó el año pasado, cuando se llevó el primer lugar e incluso implantó un nuevo récord de carrera, con tiempo de 2:10:48. Pero el huracán que representó Garibay se llevó todo a su paso y el boliviano apuró el ritmo para liderar en solitario los últimos kilómetros de la ruta, el tramo de Polanco, el Paseo de la Reforma y el Centro histórico.
Cuando el reloj marcaba los 2:08:00 y la expectativa en la plancha del zócalo crecía con la inminente llegada del ganador, por la calle 20 de noviembre apareció Garibay, en una soledad soñada, en una muestra de su dominio. El boliviano dio la vuelta y enfiló hacia la meta, a los pies del Palacio Nacional.
No había nadie detrás de él que le hiciera sombra para romper el récord que le pertenecía al keniano Titus Ekiru, el cual era de 2:10:38. Poco más de dos minutos después, con un tiempo de 2:11:06, apareció en la meta Leonard Langart, extenuado. Tras un último arrebato que le permitió superar a Kiptoo, quien completó el podio con registro de 2:11:15.
DOMINIO KENIANO
No hubo sorpresa en la rama femenil, con las kenianas en todo lo alto del podio. A pesar de lo predecible, la carrera no estuvo exenta de emociones, con una cerrada batalla entre Celestine Chepchirchir y Maurine Chepkempoi.
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Las dos kenianas se apoderaron desde los primeros kilómetros de la punta y lejos de bajar el ritmo ambas apretaron el paso, en una lucha palmo a palmo. Fue Chepchirchir. Sin embargo, quien logró imponerse para llegar en el primer lugar. En la lucha encontró la fuerza para escaparse y cruzar la meta en primer lugar con un tiempo extraoficial de 2:27:18. Poco más tarde arribaron Chepkemoi y Judith Jerubet, para completar el podio femenil, con tiempos de 02:27:37 y 02:30:51, respectivamente.
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